Entrevista al escritor Àlex Marín Canals
Buenas, bibliotecarios. Hoy os traigo una nueva entrevista. En esta ocasión os presento a Àlex Marín Canals, una persona muy polifacética.
Sus Obras
SINOPSIS: La desaparición del joven en Ripollet (Barcelona) mantiene en vilo a toda la comunidad
Barcelona – 2 SEP 2011
Tres semanas sin Álex Marín. El caso del joven desconcierta
a los investigadores. Inicialmente se pensó que podría haberse ido por voluntad
propia, pero fuentes cercanas a la investigación apuntan a que el chico no se
llevó ningún objeto personal. La familia descarta el suicidio. Los padres han
manifestado su desesperación ante los nulos avances de la policía. Sus
compañeros de curso y sus amigos no notaron nada raro en los días previos al
suceso. Se investiga una posible fuga, no se indica si solo o acompañado. La
noticia sigue siendo que no hay noticia.
Entrevista
Encantado. Me llamo Àlex Marín Canals,
nací en Barcelona en 1986 y soy, principalmente, un lector. Estoy enamorado de
todas las ramas del saber, lo que me lleva a estar muy atento a todo tipo de
publicaciones. Desde el ajedrez hasta la neurología, pasando por los recetarios
de cocina o los envoltorios de los chicles. Me gusta leer y acercar mi amor por
esta pasión a todo el que me escuche. Mi formación académica es la de teoría de
la literatura y literatura comparada. Me gusta la vida, me interesan los seres
vivos y se me da muy bien cocinar.
- Sobre tus hábitos de lectura, ¿qué sueles
leer? ¿Tienes algún autor o género preferido o lees de todo un poco?
Esa es una respuesta que, casi,
requeriría un libro. Como te comentaba antes, me gusta leerlo todo. No tengo un
género preferido. Desde Homero y Hesíodo hasta Sara Mesa o Julian Barnes, no
tengo una preferencia específica. Por ejemplo, en mi escritorio, ahora mismo,
hay una pila de libros de, y sobre, Goethe, Schiller y Nietzsche. En el otro
lado hay una pila de libros con las obras completas (o traducidas al español)
de Simon Leys, Ferran Varela, Richard Matheson, Felisberto Hernández, Mario
Levrero e Ida Vitale. Y en la estantería que hay encima de la pantalla del
ordenador, el teatro completo de Lorca, las cartas completas de Kafka y las
obras completas de Calderón de la Barca. Como ves, un poco de todo. Pero si
tuviera que elegir un top siete de autores, que siempre suelen acompañarme,
debería decir: Plutarco, Montaigne, Stendhal, Julian Barnes, Ernesto Sabato,
Ray Bradbury y Franz Kafka. A Proust lo pondría en un altar, así que como si no
contase en una lista.
- Como autor, ¿qué es lo que más te
exiges a ti mismo?
Soy muy consciente de que, en el otro
lado, hay alguien. Es decir, la escritura es, como decía Stephen King, un
ejercicio de comunicación, o de magia. Así que escribo para contarme, acercar
una idea, una historia, al que tenga la bondad de leerme. Como autor me exijo
lo que busco en los libros que leo, no menos: la honradez con el lector, la
claridad en la expresión, una aventura a la que abismarse y la oportunidad de
acompañar al lector hasta el punto final.
- ¿Cómo fueron tus comienzos como
escritor?
Supongo que todo empieza con dos anécdotas:
por un lado, me recuerdan mis amigos de infancia que no querían venir a mi casa
porque les
provocaban miedo las historias que les refería. Por aquel entonces no existía
Toy Story y pensar que mis muñecos se movían, o
que había un niño que me acompañaba a todas partes, siempre mostrando su nuca,
les espantaba. Imagínate que, por aquel entonces, estaba de moda El muñeco diabólico (Chucky, ni más ni menos).
Llegué a
ser censurado por alguna madre sobreprotectora, pero de ello no guardo
recuerdo. Así que antes de escribir, imagino que empecé a fabular buscando una
repercusión en el lector/oyente. Por otro lado, el primer ejercicio de
escritura activa, con voluntad de ser leído, comprendido y atendido, fue una
carta que compusimos con un amigo a los ocho años, ¡imagínate!, dirigida a una
chica. Por aquel entonces, Luis Roldán se había dado a la fuga y la compañera
de clase era hija de militante del PSOE y siempre hablaba de política y decía
que sabía dónde se había fugado este señor.
Mi amigo y yo queríamos tener
dinero para comprarnos muñecos, así que le escribimos a máquina una nota en la
que le decíamos que nos tenía que pagar x dinero para comprar nuestro silencio,
o la delataríamos ante las autoridades por encubrir el paradero de Roldán. Lo
que no sé es si terminamos enviando la carta.
- Háblanos un poco de tus libros.
Imagino que nos referimos a los
publicados por mí. El primero, La noche de los cascabeles, publicado por Editorial Nazarí en
2018, es una novela en la que me propuse reconstruir la historia de un drama
personal. Como toda novela realista, me importaba saber qué había ocurrido en
las cuatro paredes de una casa concreta, la del protagonista, Julio Molina, y
responder a la pregunta de por qué se sentía tan mal con la muerte de su padre
si él había rechazado verlo desde la adolescencia. En esa novela hablé de
distintos temas (aunque probablemente haya otros más interesantes) como son el
amor, la familia (¿la familia es solo la que tenemos por lazos de sangre?), los celos y el paso
de la infancia a la adolescencia en un caso concreto. Era una especie de
homenaje, aunque algo embarrado por los acontecimientos que se relataban, a un
familiar muy querido que murió hace muchos años. No dejó descendencia, pero
siempre nos contó que le hubiera gustado tenerla y escribir un libro.
La carne y la pared (Ediciones El Transbordador, 2019) es
una novela-puzzle. Surge de dos ideas fugaces que chocaron entre sí, y yo me
dediqué a seguir el rastro de la colisión. Por un lado, imagino que alguna vez
te habrás enamorado de alguien a quien has seguido de cerca, le has seguido la
pista, has pensado en esa persona fuertemente y te has dicho: si se gira, es
que me quiere. Y esa persona no se ha dado la vuelta ni a tiros. ¡Eso es muy
frecuente y triste! La idea de ser invisible para una parte de la sociedad me
llamó la atención. Por otro lado, la historia de un escritor de género que
descubre el diario secreto de una persona que desapareció hace ocho años, que
trató fugazmente, y que tenía algún tipo de vinculación con su actual pareja
(del escritor), me atrapó como potencial lector de un libro de esas características.
De esas dos ideas, y de mí, siguiendo las huellas de la historia, nace la
novela.
- ¿Qué parte crees que ha sido la más
difícil de escribir? Sin hacer mucho spoiler.
Como te he comentado anteriormente,
soy muy exigente conmigo mismo. Quiero decir que procuro cumplir con aquello
que le pido a los libros que leo. Por lo que, de La noche de los cascabeles hay unas cinco versiones previas.
Empezó siendo una novela de terror que respondía a una polémica que tuvimos en
clase de Crítica literaria en 2007 y terminó siendo una novela sobre la
familia, el amor y los celos.
En el caso de La carne y la pared el equilibrar lo fantástico (no olvidemos que es,
en parte, una novela de casas encantadas, más o menos) con lo real y, a su vez,
que parecieran las dos vividas. Es decir, encontrar el tono de
espontaneidad en Nove (el narrador principal de La carne y la pared) para que se sienta vivido y frenético
todo lo que se va contando sin que parezca forzado.
- ¿Cuáles de los libros te ha gustado más?
Sonará un poco ñoño, pero no podría
quedarme con uno. Si consideramos que los libros son como los hijos para sus
autores, no me atrevería a decir cuál me gusta más, ni cuál me disgusta. La noche de los cascabeles supuso para mí un volcado de todo lo
que yo podía hacer, de lo que amaba, odiaba, temía, de lo que más me gustaba y
demás. La última versión la escribí en Francia, entre clases (daba clases en la
Université de Bourgogne). En Dijon llovía siempre, o había niebla, en fin: con
un tiempo desapacible te daba por divagar y por concentrarte en lo que
realmente te importaba. Y decidí poner mi mejor versión en ese libro.
Si
La noche de los cascabeles fue una puerta que abrí a un mundo
nuevo, La carne y
la pared
es un edificio más en ese mundo en el que me muevo, en el que me siento
fascinado por lo que voy descubriendo y me siento impelido a investigar qué me
deparará la siguiente frase, o qué pensará tal personaje. Así que las dos están
íntimamente vinculadas y no concibo una novela sin la otra.
-¿Qué crees que aporta la lectura de
tu libro al lector?
La carne y la pared es un libro que está concebido, en
parte, como una experiencia y una conversación. Tal vez pueda aportar al lector
la sensación de haber hallado una nueva voz, o la sensación de que ha viajado a
las profundidades de varios problemas sociales como, por ejemplo, el acoso
escolar, el acoso sexual. También funciona como un libro sobre el proceso de
lectura. ¿Cómo leemos cualquier cosa? A veces uno lee una novela en la que las
circunstancias no tienen nada que ver con nosotros y nos engancha y hace
aflorar distintas cuestiones que, tal vez, estaban allí, pero que desconocíamos,
o no les habíamos prestado la suficiente atención. En parte, ese homenaje a la
lectura activa se encuentra en este libro. Y, en parte, creo que funciona como
un recetario para los escritores que se animen a echarle un vistazo. En este
libro se habla sobre el bloqueo del escritor, sobre las urgencias editoriales
una vez entras en la rueda, sobre los efectos de la escritura y la lectura,
tanto en el público como en el propio autor.
En
resumen, con que lo lean y lo disfruten, yo me sentiría el hombre más feliz del mundo. Y si
no lo hacen, quiero decir: si lo leen y no lo disfrutan, yo se lo regalaría al
peor enemigo que tuvieren. ¡Para que se fastidie!
-Si tuvieras que elegir una palabra
para describir tu libro, ¿cuál sería?
La noche de los cascabeles: lapislázuli.
La carne y la pared: (en homenaje al maestro Pablo García
Maeso, que siempre lo destaca) CRUJIDOS.
-¿Tienes proyectos futuros en mente?
Sí, tengo muchos proyectos en mente.
Como te comentaba antes, me encuentro en un mundo que solo yo conozco (cada uno tiene su propio mundo
interior). Después de abrir la portezuela de este con La noche de los cascabeles, construir una casa y un barrio
misteriosos en La
carne y la pared, quisiera seguir viajando, abordar algunos temas que no he
podido enlazar en estas obras, tocar otros desde otra perspectiva. Me faltan
los hospitales, los ríos, las montañas, el sol y la lluvia de ese mundo en el
que ando oteándolo todo. En fin, sí: tengo distintas cosas ya cocinadas y que
espero servir a los que quieran acompañarme en este banquete literario lo más
pronto posible.
Muchas gracias, Àlex, por esta entrevista.
Muchas gracias, Àlex, por esta entrevista.
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