viernes, 24 de mayo de 2019

Entrevista al escritor Andrés Sampedro Tébar, autor de novela histórica

Entrevista al escritor Andrés Sampedro Tébar, autor de novela histórica

Buenas, bibliotecarios. Aprovechando que en Sevilla estamos con la Feria del Libro y que hoy viernes 24 de mayo firmará su obra Andrés Sampedro Tébar, os traigo esta entrevista. ¿Os gustan las novelas históricas? Pues sigue leyendo.

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Entrevista

Comencemos la entrevista conociéndote un poco… Cuéntanos quién eres.

Mi nombre es Andrés Sampedro Tébar, tengo 24 años y vivo en San José de la Rinconada (Sevilla). Soy graduado en Derecho por la Universidad de Sevilla, aunque a decir verdad confieso que desde siempre he sido un profundo amante de la cultura clásica y de la Historia, muy especialmente de la Historia de Roma. Desde hace dos años colaboro mensualmente en el programa radiofónico “Noche de Historia y Misterio” que presenta Javier Ballesteros y se emite los viernes por la noche en Radio Betis. Actualmente, compagino dichas colaboraciones con mis labores profesionales y, por supuesto, con mis tres aficiones preferidas: la lectura, la escritura y mis amigos.

Sobre tus hábitos de lectura, ¿qué sueles leer? ¿Tienes algún autor favorito o género favorito o prefieres leer de todo un poco?

Sin lugar a dudas mi género favorito es la novela histórica. Casi me atrevo a decir que, desde que empecé a leer, he crecido con la narrativa histórica, muy especialmente con el estilo de Santiago Posteguillo. Contaba apenas con trece años cuando descubrí su trilogía de Escipión, que me fascinó por completo, y desde entonces no he podido dejar de devorar libros y descubrir nuevas joyas…

Sobre mis autores favoritos, mentiría si dijera el nombre de uno sólo… Es cierto que Posteguillo fue el primero, pero después de él vinieron otros muchos cuyas obras, de alguna u otra forma, me han marcado bien como lector o como escritor. El gran Juan Eslava Galán y Gonzalo Gíner completan sin género de dudas el trípode de mis favoritos. Y a ellos se suman otros como Pedro Santamaría, Gabriel Castelló, Jesús Sánchez Adalid… ¡Y eso solo a nivel nacional (que, por cierto, tenemos grandísimos autores que en muchos casos poco o nada tienen que envidiar a los extranjeros)! Porque a nivel internacional, las obras Nicholas Guild (El Asirio sobre todo), de Bernard Cornwell (su saga de Sajones, Normandos y vikingos es deliciosa), Pierre Lamour o, como no, la sencillamente espléndida Collen McCullough y su gran saga de la Antigua Roma también son maravillosas para cualquier amante de la narrativa histórica.

Sin embargo, además de novela histórica también aprecio muchísimo, y me encantan, los libros del género ensayístico. En este sentido Mary Beard tiene, para mí, un lugar privilegiado (que, por cierto, comparte en igualdad de condiciones con el inagotable Eslava Galán, cuyo estilo cercano y ameno admiro realmente). También las obras de Adrian Goldsworthy gozan de un rigor y una pulcritud dignas de admirar.

Como digo, me es muy complicado quedarme con el nombre de un solo autor. De alguna u otra forma (y sin olvidar a otros muchos y los que quedan por descubrir), todos son “mis favoritos”. En cuanto al género, soy un fiel seguidor de la narrativa histórica, aunque tampoco rehúso jamás un libro divulgativo… Cervantes solía decir que “quien viaja mucho y lee mucho, anda mucho y sabe mucho”… ¡Y quedan todavía tantísimas cosas tan interesantes por aprender…!

¿Podrías recomendar algún libro que te haya gustado o marcado?

La trilogía de Escipión el Africano de Posteguillo, el “Rey Lobo” de Eslava Galán o el “Sanador de Caballos” de Gonzalo Giner fueron mis comienzos. Obras que llegaron a obsesionarme y que me marcaron, sin ningún atisbo de dudas. También la novela “El Médico”, de Noah Gordon, ha tenido una incidencia especial en mi vida, quizá por las circunstancias que atravesaba cuando me decidí a abrir aquel ejemplar de hojas amarillentas que encontré casi por casualidad.

Sin embargo, si tuviera que resaltar un libro (o, mejor dicho, dos), sería “El Asirio” y “La Estrella de Sangre”, de Nicholas Guild. Estos libros cambiaron por completo mi percepción sobre la narrativa histórica. Una historia plagada de giros, acción, aventura, con un estilo ameno, atrayente, sugerente… ¡Una auténtica máquina del tiempo! Recuerdo que, a medida que iba desentrañando la historia, no podía dejar de pensar: ¡esto es precisamente lo que quiero que sienta el lector que lea mis novelas!

Como lector, ¿qué le pides a una novela? Como autor, ¿qué es lo que más te exiges a ti mismo?

Como lector, a una novela le pido sobre todo verosimilitud. Verosimilitud y giros inesperados, de esos que consigan hacer que, por un instante, me evada de la realidad. Me cuesta muchísimo leer una novela con personajes planos, en los que casi puede augurarse el destino de los personajes y la línea argumental. Difícilmente puede un libro así convertirse en vehículo para evadirse de la abúlica realidad. Personalmente me encanta tomar consciencia de la evolución de los personajes. Detenerme, casi al final, y pensar: recuerda cómo empezó todo.

Y es precisamente lo que pido como lector lo que me exijo como autor. Lucho contra la inverosimilitud, porque sé que mi faceta de lector lo rechazaría. Y constantemente pienso en giros inesperados, en personajes que sufran una evolución. Confieso que esa es la parte que más me gusta de ser escritor: la evolución de los personajes, ya sea positiva o, como también ha sucedido, negativa. Las personas cambiamos con el tiempo, ¿por qué no también los personajes? A fin de cuentas, ellos son “personas” que viven en el mundo que crea el autor. Se relacionan los unos con los otros, tienen sentimientos, luchan, medran o caen… En otras palabras: evolucionan.

¿Cómo fueron tus comienzos como escritor?

Si hubiera de situar mis comienzos como escritor, creo que lo haría en el Instituto. Todos los años, cercana la primavera, el centro organizaba un certamen de relatos en el que podía participar todo el alumnado. Recuerdo que esperaba ansioso a que pusieran el cartel en el tablón para poder tomar nota de bases. La primera vez que me presenté, con catorce años, logré resultar vencedor. Al año siguiente quedé finalista, y al tercero volví a ganar en la categoría de alumnos de segundo ciclo de la ESO.

Sin embargo, mis comienzos “oficiales” fue con la publicación de mi primera novela “Pilato, el Prefecto de Judea” en 2016. Como en todo acontecimiento, hubo muchas luces, pero también bastantes sombras. El mundo literario no es especialmente benévolo con los autores principiantes, y mucho menos con los jóvenes. Hubo momentos que han quedado en mi memoria para el recuerdo, momentos muy buenos y felices que me hacen pensar que el esfuerzo y la dedicación que conllevó “Pilato, el Prefecto de Judea” merecieron la pena. Aunque también hubo muchos otros momentos no tan buenos que es mejor olvidar…

Háblanos un poco de tus libros

Sobre mi primera obra, “Pilato el Prefecto de Judea” (Donbuk Editorial, 2016) es una novela histórica que, grosso modo, narra la vida y el cursus honorum de Lucio Poncio Pilato, el prefecto romano universalmente conocido por haber juzgado y condenado a Jesús de Nazaret. La novela abarca un período de casi cuarenta años, desde la deductio in forum de Lucio hasta años después de su cese como gobernador romano de la provincia de Judea. A lo largo de la novela, narré algunos de los acontecimientos más importantes de los gobiernos de Augusto, Tiberio y los primeros años de Calígula: la incorporación de Judea al poder romano, la rebelión de dálmatas y panonios, la batalla de Teutoburgo, la guerra contra Tacfarinas en el norte de África… Y, por supuesto, el mandato de Pilato en Judea (a la luz de lo que de él dice Flavio Josefo, y no los Evangelios).

Se trata de una novela amplia (1.122 páginas llegó a tener la edición en papel), y aunque intervienen personajes de varias procedencias y orígenes, la escribí pensando sobre todo en el mundo clásico, especialmente en cómo era el poder romano y el mundo del siglo I d. C.

Mi segundo libro, “En Nombre del Pueblo Romano” (que ha salido a la venta muy recientemente) es absolutamente diferente, tanto por la temática como por el tamaño (128 páginas). No es novela, sino que se trata de un libro de divulgación con el que pretendo relatar, de una manera amena y cercana, la Historia de la República de Roma desde la perspectiva de los “Tribunos de la Plebe”. En realidad no se trata de un libro o ensayo monográfico al estilo de la obra del romanista De Martino ni mucho menos. En absoluto. De hecho, pretendo que sea todo lo contrario: un estudio sobre estos singulares magistrados, su origen y evolución, tanto desde el punto de vista jurídico como histórico, sí. Pero incidiendo muy especialmente en anécdotas, curiosidades y datos sumamente interesantes que, a pesar de tener más de dos mil años, siguen estando muy de moda hoy en día. Mi intención no era otra que la de escribir un libro agradable con el que tratar de aunar mitología, Historia y Derecho; redescubrir las fuentes clásicas y, por encima de todo, saciar la curiosidad de los lectores acercándoles a la Historia de Roma.

¿Por qué la Historia Antigua y, en concreto, Roma?

Esta es, me temo, una pregunta de difícil respuesta. Ciertamente no sé cómo explicar esa fascinación que siento por la Historia de Roma. Curiosamente, uno de los primeros libros con los que aprendí a leer se titulaba “¿Qué sabes de los romanos?”. Desde siempre me ha llamado muchísimo la atención la civilización romana, y cuanto más leía y aprendía, más me atraía y me atrae. Cada campo temático de Roma, ya sea su historia, el ámbito militar, jurídico, político, literario o religioso es asombroso. Y no deja de asombrarme cuántos vestigios de la Antigua Roma siguen presentes hoy día en nuestra vida cotidiana.

¿De dónde obtienes la inspiración?

Los antiguos griegos cantaban a las Musas para que éstas danzaran a su alrededor y les ayudaran a inspirarse… ¡Ojalá fuese tan fácil! En mi caso, principalmente la inspiración procede de la lectura. Considero que, para ser escritor, también es necesario ser un asiduo lector. En ocasiones se producen bloqueos que pueden durar días, semanas e incluso meses. En tales casos lo mejor es desconectar, salir y, sobre todo, leer. Un buen libro es la mejor manera de despejar la mente.

Sin embargo, la inspiración sigue siendo todo un misterio… Puede que los antiguos griegos no anduvieran del todo desencaminados cuando reclamaban a las musas…

¿Qué crees que aporta la lectura de tus libros al lector?

Espero que le aporte emociones. Que viva las aventuras. Que sienta. Que logre por unos instantes evadirse de la realidad. En definitiva: que transcienda las páginas y consiga involucrarse en la historia. Esa es mi intención; que disfrute como yo disfruto escribiendo.

Por otro lado, si consigo además suscitar interés en el lector sobre algún tema que trato, por muy nimio o cotidiano que sea, también me reconforta. De esa manera puedo compartir mis investigaciones y pesquisas con el lector, hacerle partícipe en cierto modo del proceso creativo.

¿Tienes algún personaje o acontecimiento favorito? ¿Y cuál el que menos?

En mis libros tengo varios. Por ejemplo, en “Pilato, el Prefecto de Judea” uno de mis personajes favoritos es el propio protagonista, que sufre una evolución asombrosa. Tal es el cambio que el personaje de los primeros capítulos es diametralmente opuesto al que aparece al final, lo que se debe a las vivencias acumuladas. Me consta que otros personajes, como Tacfarinas (un líder rebelde de Numidia que mantuvo en jaque a dos legiones romanas en el norte de África) o Didia Salonina también han despertado grandes simpatías entre los lectores.

Sobre los personajes “menos favoritos” o más desagradables hay muchos… La vida en el siglo I d. C era complicada, difícil y, muy a menudo, encarnizada.

De mi obra “En Nombre del Pueblo Romano”, si tuviera que subrayar un acontecimiento que casi llegó a obsesionarme fue sin duda la elaboración de las famosísimas Leyes de las XII Tablas, el primer cuerpo jurídico escrito del Derecho Romano. Hoy en día concebimos como lógico que las leyes se escriban, pues a fin de cuentas es garantía de derechos y limita el poder abusivo. Pues bien, los sucesos que se sucedieron para que los romanos lograran promulgar las que serían sus primeras leyes escritas fueron increíbles: enfrentamientos civiles, una revuelta de esclavos, una tiranía de diez hombres y una violación entre otros. Y todo en un plazo de trece años.

¿Tienes alguna anécdota en relación con el proceso de escritura o la publicación de tu libro?

Sobre mi último libro, “En Nombre del Pueblo Romano”, tenía serias dudas sobre si captaría la atención suficiente. Lo consulté con mi editor y tras adelantarle las primeras páginas que exhortó que continuase. Sin embargo, mi sorpresa fue mayúscula cuando, a medida que lo escribía, surgían cuestiones que actualmente están muy de actualidad. Me pareció que no había mejor momento para publicarlo que éste. ¿Quién ha dicho que la Antigua Roma no está de moda? Como ya decían los propios romanos: “nihil novum sub sole” (nada nuevo bajo el sol). Y más de dos mil años después, muchas de los asuntos que aparecen en el libro continúan generando un intenso debate.

Si tuvieras que elegir una palabra para describir tus libros, ¿cuál sería?

Pues creo que a “Pilato, el Prefecto de Judea” lo describiría como “inesperado”. Me llamó poderosamente la atención que una figura como el gobernador romano que condenó a Jesús no se hubiera utilizado para escribir una novela puramente histórica. El contexto es sencillamente apasionante y hay acontecimientos que, a pesar de lo que dicen las fuentes, han pasado desapercibidos en la literatura. Conocemos a “Poncio Pilato” por lo que hizo, pero ¿cómo llegó a Judea? ¿Cómo fue su vida y ascenso al poder? ¿Cómo terminó su vida y de qué manera se relacionó con personajes como Tiberio o Sejano, los hombres más poderosos de su época?

En cuanto a “En Nombre del Pueblo Romano” me encantaría poder definirlo como “interesante”. Quisiera que esa fuera la expresión que emplearan los lectores: que les ha parecido interesante, ameno e ilustrativo.

¿Tienes proyectos futuros en mente?

Sí, afortunadamente puedo decir que hay proyectos en mente y, algunos, en marcha. Sin embargo, de lo dicho al hecho hay un trecho. Todo proyecto e idea conlleva su tiempo y las prisas no son buenas consejeras. Lo que tenga que llegar, llegará; aunque espero que pronto pueda anunciar alguna otra obra.

Y por último, ¿puedes dar algún consejo a aquellas personas que quieren escribir pero que no se atreven o a los escritores principiantes?

Quizá el consejo más básico y apropiado, aunque también el más difícil de todos, es que confíen en ellos mismos. Que confíen en lo que hacen y, por encima de todo, que lo hagan para satisfacerse a ellos mismos y no para agradar a nadie.

Desgraciadamente el mundo literario es para un autor principiante muy arduo y difícil. Existen grandes editoriales que acaparan la totalidad del mercado, con grandes campañas publicitarias y, si fuera poco, que importan autores extranjeros. Curiosamente España es un país prolífico en escritores, pero paradójicamente también es uno de los países en los que menos se lee. Si a este dato le sumamos que las grandes editoriales encumbran a pocos autores de renombre que acaparan la totalidad del mercado, importan a autores extranjeros y poco a poco se impone la cultura de “lo breve”, el paraje es desolador. Pero aun así, siempre aparecen buenos momentos. Las cariñosas palabras de un lector anónimo, el sincero reconocimiento de un amigo, una apacible conversación en la que sacamos a relucir nuestras indagaciones… Momentos que, a pesar de las circunstancias, hacen pensar que ese trabajo en el que prácticamente hemos sido “dioses” ha merecido la pena.

Que confíen en ellos. Que no cedan a los miedos y las presiones. Y, por encima de todo, nunca dejéis de seguir aprendiendo.

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