Entrevista al escritor Andrés Sampedro Tébar, autor de novela histórica
Buenas, bibliotecarios. Aprovechando que en Sevilla estamos con la Feria del Libro y que hoy viernes 24 de mayo firmará su obra Andrés Sampedro Tébar, os traigo esta entrevista. ¿Os gustan las novelas históricas? Pues sigue leyendo.
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Entrevista
Mi nombre es Andrés Sampedro Tébar, tengo 24 años y
vivo en San José de la Rinconada (Sevilla). Soy graduado en Derecho por la
Universidad de Sevilla, aunque a decir verdad confieso que desde siempre he
sido un profundo amante de la cultura clásica y de la Historia, muy
especialmente de la Historia de Roma. Desde hace dos años colaboro mensualmente
en el programa radiofónico “Noche de Historia y Misterio” que presenta Javier
Ballesteros y se emite los viernes por la noche en Radio Betis. Actualmente,
compagino dichas colaboraciones con mis labores profesionales y, por supuesto,
con mis tres aficiones preferidas: la lectura, la escritura y mis amigos.
Sobre
tus hábitos de lectura, ¿qué sueles leer? ¿Tienes algún autor favorito o género
favorito o prefieres leer de todo un poco?
Sin lugar a dudas mi género favorito es la novela
histórica. Casi me atrevo a decir que, desde que empecé a leer, he crecido con
la narrativa histórica, muy especialmente con el estilo de Santiago Posteguillo.
Contaba apenas con trece años cuando descubrí su trilogía de Escipión, que me
fascinó por completo, y desde entonces no he podido dejar de devorar libros y
descubrir nuevas joyas…
Sobre mis autores favoritos, mentiría si dijera el
nombre de uno sólo… Es cierto que Posteguillo fue el primero, pero después de
él vinieron otros muchos cuyas obras, de alguna u otra forma, me han marcado
bien como lector o como escritor. El gran Juan Eslava Galán y Gonzalo Gíner
completan sin género de dudas el trípode de mis favoritos. Y a ellos se suman
otros como Pedro Santamaría, Gabriel Castelló, Jesús Sánchez Adalid… ¡Y eso
solo a nivel nacional (que, por cierto, tenemos grandísimos autores que en
muchos casos poco o nada tienen que envidiar a los extranjeros)! Porque a nivel
internacional, las obras Nicholas Guild (El Asirio sobre todo), de Bernard
Cornwell (su saga de Sajones, Normandos y vikingos es deliciosa), Pierre Lamour
o, como no, la sencillamente espléndida Collen McCullough y su gran saga de la
Antigua Roma también son maravillosas para cualquier amante de la narrativa
histórica.
Sin embargo, además de novela histórica también
aprecio muchísimo, y me encantan, los libros del género ensayístico. En este
sentido Mary Beard tiene, para mí, un lugar privilegiado (que, por cierto,
comparte en igualdad de condiciones con el inagotable Eslava Galán, cuyo estilo
cercano y ameno admiro realmente). También las obras de Adrian Goldsworthy
gozan de un rigor y una pulcritud dignas de admirar.
Como digo, me es muy complicado quedarme con el
nombre de un solo autor. De alguna u otra forma (y sin olvidar a otros muchos y
los que quedan por descubrir), todos son “mis favoritos”. En cuanto al género,
soy un fiel seguidor de la narrativa histórica, aunque tampoco rehúso jamás un
libro divulgativo… Cervantes solía decir que “quien viaja mucho y lee mucho, anda
mucho y sabe mucho”… ¡Y quedan todavía tantísimas cosas tan interesantes por
aprender…!
¿Podrías
recomendar algún libro que te haya gustado o marcado?
La trilogía de Escipión el Africano de Posteguillo,
el “Rey Lobo” de Eslava Galán o el “Sanador de Caballos” de Gonzalo Giner
fueron mis comienzos. Obras que llegaron a obsesionarme y que me marcaron, sin
ningún atisbo de dudas. También la novela “El Médico”, de Noah Gordon, ha
tenido una incidencia especial en mi vida, quizá por las circunstancias que
atravesaba cuando me decidí a abrir aquel ejemplar de hojas amarillentas que encontré
casi por casualidad.
Sin embargo, si tuviera que resaltar un libro (o,
mejor dicho, dos), sería “El Asirio” y “La Estrella de Sangre”, de Nicholas
Guild. Estos libros cambiaron por completo mi percepción sobre la narrativa
histórica. Una historia plagada de giros, acción, aventura, con un estilo
ameno, atrayente, sugerente… ¡Una auténtica máquina del tiempo! Recuerdo que, a
medida que iba desentrañando la historia, no podía dejar de pensar: ¡esto es
precisamente lo que quiero que sienta el lector que lea mis novelas!
Como
lector, ¿qué le pides a una novela? Como autor, ¿qué es lo que más te exiges a
ti mismo?
Como lector, a una novela le pido sobre todo
verosimilitud. Verosimilitud y giros inesperados, de esos que consigan hacer
que, por un instante, me evada de la realidad. Me cuesta muchísimo leer una
novela con personajes planos, en los que casi puede augurarse el destino de los
personajes y la línea argumental. Difícilmente puede un libro así convertirse
en vehículo para evadirse de la abúlica realidad. Personalmente me encanta
tomar consciencia de la evolución de los personajes. Detenerme, casi al final,
y pensar: recuerda cómo empezó todo.
Y es precisamente lo que pido como lector lo que me
exijo como autor. Lucho contra la inverosimilitud, porque sé que mi faceta de
lector lo rechazaría. Y constantemente pienso en giros inesperados, en
personajes que sufran una evolución. Confieso que esa es la parte que más me
gusta de ser escritor: la evolución de los personajes, ya sea positiva o, como
también ha sucedido, negativa. Las personas cambiamos con el tiempo, ¿por qué
no también los personajes? A fin de cuentas, ellos son “personas” que viven en
el mundo que crea el autor. Se relacionan los unos con los otros, tienen
sentimientos, luchan, medran o caen… En otras palabras: evolucionan.
¿Cómo
fueron tus comienzos como escritor?
Si hubiera de situar mis comienzos como escritor,
creo que lo haría en el Instituto. Todos los años, cercana la primavera, el
centro organizaba un certamen de relatos en el que podía participar todo el
alumnado. Recuerdo que esperaba ansioso a que pusieran el cartel en el tablón
para poder tomar nota de bases. La primera vez que me presenté, con catorce
años, logré resultar vencedor. Al año siguiente quedé finalista, y al tercero
volví a ganar en la categoría de alumnos de segundo ciclo de la ESO.
Sin embargo, mis comienzos “oficiales” fue con la
publicación de mi primera novela “Pilato, el Prefecto de Judea” en 2016. Como
en todo acontecimiento, hubo muchas luces, pero también bastantes sombras. El
mundo literario no es especialmente benévolo con los autores principiantes, y
mucho menos con los jóvenes. Hubo momentos que han quedado en mi memoria para
el recuerdo, momentos muy buenos y felices que me hacen pensar que el esfuerzo
y la dedicación que conllevó “Pilato, el Prefecto de Judea” merecieron la pena.
Aunque también hubo muchos otros momentos no tan buenos que es mejor olvidar…
Háblanos
un poco de tus libros
Sobre mi primera obra, “Pilato el Prefecto de Judea”
(Donbuk Editorial, 2016) es una
novela histórica que, grosso modo,
narra la vida y el cursus honorum de Lucio Poncio Pilato, el prefecto romano
universalmente conocido por haber juzgado y condenado a Jesús de Nazaret. La
novela abarca un período de casi cuarenta años, desde la deductio in forum de Lucio hasta años después de su cese como
gobernador romano de la provincia de Judea. A lo largo de la novela, narré
algunos de los acontecimientos más importantes de los gobiernos de Augusto,
Tiberio y los primeros años de Calígula: la incorporación de Judea al poder
romano, la rebelión de dálmatas y panonios, la batalla de Teutoburgo, la guerra
contra Tacfarinas en el norte de África… Y, por supuesto, el mandato de Pilato
en Judea (a la luz de lo que de él dice Flavio Josefo, y no los Evangelios).
Se trata de una novela amplia (1.122 páginas llegó a
tener la edición en papel), y aunque intervienen personajes de varias
procedencias y orígenes, la escribí pensando sobre todo en el mundo clásico,
especialmente en cómo era el poder romano y el mundo del siglo I d. C.
Mi segundo libro, “En Nombre del Pueblo Romano” (que
ha salido a la venta muy recientemente) es absolutamente diferente, tanto por
la temática como por el tamaño (128 páginas). No es novela, sino que se trata
de un libro de divulgación con el que pretendo relatar, de una manera amena y
cercana, la Historia de la República de Roma desde la perspectiva de los
“Tribunos de la Plebe”. En realidad no se trata de un libro o ensayo monográfico
al estilo de la obra del romanista De Martino ni mucho menos. En absoluto. De
hecho, pretendo que sea todo lo contrario: un estudio sobre estos singulares
magistrados, su origen y evolución, tanto desde el punto de vista jurídico como
histórico, sí. Pero incidiendo muy especialmente en anécdotas, curiosidades y
datos sumamente interesantes que, a pesar de tener más de dos mil años, siguen
estando muy de moda hoy en día. Mi intención no era otra que la de escribir un
libro agradable con el que tratar de aunar mitología, Historia y Derecho; redescubrir
las fuentes clásicas y, por encima de todo, saciar la curiosidad de los
lectores acercándoles a la Historia de Roma.
¿Por
qué la Historia Antigua y, en concreto, Roma?
Esta es, me temo, una pregunta de difícil respuesta.
Ciertamente no sé cómo explicar esa fascinación que siento por la Historia de
Roma. Curiosamente, uno de los primeros libros con los que aprendí a leer se
titulaba “¿Qué sabes de los romanos?”. Desde siempre me ha llamado muchísimo la
atención la civilización romana, y cuanto más leía y aprendía, más me atraía y
me atrae. Cada campo temático de Roma, ya sea su historia, el ámbito militar,
jurídico, político, literario o religioso es asombroso. Y no deja de asombrarme
cuántos vestigios de la Antigua Roma siguen presentes hoy día en nuestra vida
cotidiana.
¿De
dónde obtienes la inspiración?
Los antiguos griegos cantaban a las Musas para que
éstas danzaran a su alrededor y les ayudaran a inspirarse… ¡Ojalá fuese tan
fácil! En mi caso, principalmente la inspiración procede de la lectura.
Considero que, para ser escritor, también es necesario ser un asiduo lector. En
ocasiones se producen bloqueos que pueden durar días, semanas e incluso meses.
En tales casos lo mejor es desconectar, salir y, sobre todo, leer. Un buen
libro es la mejor manera de despejar la mente.
Sin embargo, la inspiración sigue siendo todo un
misterio… Puede que los antiguos griegos no anduvieran del todo desencaminados
cuando reclamaban a las musas…
¿Qué
crees que aporta la lectura de tus libros al lector?
Espero que le aporte emociones. Que viva las
aventuras. Que sienta. Que logre por unos instantes evadirse de la realidad. En
definitiva: que transcienda las páginas y consiga involucrarse en la historia.
Esa es mi intención; que disfrute como yo disfruto escribiendo.
Por otro lado, si consigo además suscitar interés en
el lector sobre algún tema que trato, por muy nimio o cotidiano que sea,
también me reconforta. De esa manera puedo compartir mis investigaciones y
pesquisas con el lector, hacerle partícipe en cierto modo del proceso creativo.
¿Tienes
algún personaje o acontecimiento favorito? ¿Y cuál el que menos?
En mis libros tengo varios. Por ejemplo, en “Pilato,
el Prefecto de Judea” uno de mis personajes favoritos es el propio
protagonista, que sufre una evolución asombrosa. Tal es el cambio que el
personaje de los primeros capítulos es diametralmente opuesto al que aparece al
final, lo que se debe a las vivencias acumuladas. Me consta que otros
personajes, como Tacfarinas (un líder rebelde de Numidia que mantuvo en jaque a
dos legiones romanas en el norte de África) o Didia Salonina también han
despertado grandes simpatías entre los lectores.
Sobre los personajes “menos favoritos” o más
desagradables hay muchos… La vida en el siglo I d. C era complicada, difícil y,
muy a menudo, encarnizada.
De mi obra “En Nombre del Pueblo Romano”, si tuviera
que subrayar un acontecimiento que casi llegó a obsesionarme fue sin duda la
elaboración de las famosísimas Leyes de las XII Tablas, el primer cuerpo
jurídico escrito del Derecho Romano. Hoy en día concebimos como lógico que las
leyes se escriban, pues a fin de cuentas es garantía de derechos y limita el
poder abusivo. Pues bien, los sucesos que se sucedieron para que los romanos
lograran promulgar las que serían sus primeras leyes escritas fueron
increíbles: enfrentamientos civiles, una revuelta de esclavos, una tiranía de
diez hombres y una violación entre otros. Y todo en un plazo de trece años.
¿Tienes
alguna anécdota en relación con el proceso de escritura o la publicación de tu
libro?
Sobre mi último libro, “En Nombre del Pueblo
Romano”, tenía serias dudas sobre si captaría la atención suficiente. Lo
consulté con mi editor y tras adelantarle las primeras páginas que exhortó que
continuase. Sin embargo, mi sorpresa fue mayúscula cuando, a medida que lo
escribía, surgían cuestiones que actualmente están muy de actualidad. Me
pareció que no había mejor momento para publicarlo que éste. ¿Quién ha dicho
que la Antigua Roma no está de moda? Como ya decían los propios romanos: “nihil novum sub sole” (nada nuevo bajo
el sol). Y más de dos mil años después, muchas de los asuntos que aparecen en
el libro continúan generando un intenso debate.
Si
tuvieras que elegir una palabra para describir tus libros, ¿cuál sería?
Pues creo que a “Pilato, el Prefecto de Judea” lo
describiría como “inesperado”. Me llamó poderosamente la atención que una
figura como el gobernador romano que condenó a Jesús no se hubiera utilizado
para escribir una novela puramente histórica. El contexto es sencillamente
apasionante y hay acontecimientos que, a pesar de lo que dicen las fuentes, han
pasado desapercibidos en la literatura. Conocemos a “Poncio Pilato” por lo que
hizo, pero ¿cómo llegó a Judea? ¿Cómo fue su vida y ascenso al poder? ¿Cómo terminó
su vida y de qué manera se relacionó con personajes como Tiberio o Sejano, los
hombres más poderosos de su época?
En cuanto a “En Nombre del Pueblo Romano” me
encantaría poder definirlo como “interesante”. Quisiera que esa fuera la
expresión que emplearan los lectores: que les ha parecido interesante, ameno e
ilustrativo.
¿Tienes
proyectos futuros en mente?
Sí, afortunadamente puedo decir que hay proyectos en
mente y, algunos, en marcha. Sin embargo, de lo dicho al hecho hay un trecho.
Todo proyecto e idea conlleva su tiempo y las prisas no son buenas consejeras.
Lo que tenga que llegar, llegará; aunque espero que pronto pueda anunciar
alguna otra obra.
Y
por último, ¿puedes dar algún consejo a aquellas personas que quieren escribir
pero que no se atreven o a los escritores principiantes?
Quizá el consejo más básico y apropiado, aunque
también el más difícil de todos, es que confíen en ellos mismos. Que confíen en
lo que hacen y, por encima de todo, que lo hagan para satisfacerse a ellos
mismos y no para agradar a nadie.
Desgraciadamente el mundo literario es para un autor
principiante muy arduo y difícil. Existen grandes editoriales que acaparan la
totalidad del mercado, con grandes campañas publicitarias y, si fuera poco, que
importan autores extranjeros. Curiosamente España es un país prolífico en
escritores, pero paradójicamente también es uno de los países en los que menos
se lee. Si a este dato le sumamos que las grandes editoriales encumbran a pocos
autores de renombre que acaparan la totalidad del mercado, importan a autores
extranjeros y poco a poco se impone la cultura de “lo breve”, el paraje es
desolador. Pero aun así, siempre aparecen buenos momentos. Las cariñosas
palabras de un lector anónimo, el sincero reconocimiento de un amigo, una apacible
conversación en la que sacamos a relucir nuestras indagaciones… Momentos que, a
pesar de las circunstancias, hacen pensar que ese trabajo en el que
prácticamente hemos sido “dioses” ha merecido la pena.
Que confíen en ellos. Que no cedan a los miedos y las
presiones. Y, por encima de todo, nunca dejéis de seguir aprendiendo.
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