Reseña: Los últimos de Filipinas, de Fernando Llor, Raúl Orte y Jorge Hov

Los últimos de Filipinas, de Fernando Llor, Raúl Orte y Jorge Hov

Editorial: Cascaborra Ediciones

Fecha de publicación: 16 de junio de 2020
Formato: Tapa dura

ISBN: 9788409200023

Páginas: 64

Precio: 16,00 €

1898. El 15 de febrero una explosión hace zozobrar el uss Maine mientras estaba fondeado en el puerto de la Habana. La enorme agitación de la prensa americana provoca que se culpase a España del ataque y en cuestión de días el gobierno estadounidense moviliza a sus tropas para una guerra doble por hacerse con el control de Cuba y Filipinas. Mientras tanto, un pequeño destacamento en baler queda prácticamente incomunicado y ajeno a la magnitud de la contienda con Estados Unidos. Temerosos de un ataque de la insurrección Filipina, deciden refugiarse en una Iglesia y defender su posición hasta tener la certeza de lo que está ocurriendo en el país. Allí permanecieron asediados durante 337 días. Combatieron contra un enemigo exterior que los acechaba día y noche, pero también contra las dudas, contra el miedo, la incertidumbre, el hambre y la muerte en forma de beriberi. Fueron los últimos de Filipinas.

VALORACIÓN: 4,5/5

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El Desastre del 98 puso fin a la larga presencia de España en ultramar tras perder sus últimas colonias: Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Un duro golpe que afectó gravemente al país. Bajo el pretexto del hundimiento del USS Maine, Estados Unidos entró en guerra con España. Al mismo tiempo, las últimas colonias españolas, que habían bebido de las guerras de independencia de las otras, se sublevaron y revelaron, reclamando su independencia. Así ocurrió en Filipinas. Aunque el fin de la guerra con Estados Unidos se firmó en el Tratado de París de 1898, en Baler la guerra siguió un año más.

El último contingente español está refugiado en una pequeña iglesia en Baler. Allí aguantaron sin apenas víveres ni agua 337 días de asedio y ataques constantes 53 soldados y tres franciscanos. Todo bajo el mando del teniente Martín Cerezo. Este no se creía la historia de la rendición y capitulación de España, creyendo que era todo un complot, por lo que siguió defendiendo su posición con sangre y fuego.

El cómic presenta dos líneas temporales. En primer lugar, tenemos 1899, en  Manila, con una especie de juicio o interrogatorio al teniente Martín Cerezo sobre los hechos y el motivo de la no rendición. Es este quien contará, a través de flashbacks, todo lo ocurrido dentro de la iglesia durante ese año de 1898 en Baler. Un relato que refleja la miseria del atrincheramiento y de la plaga de beriberi, así como la paranoia del complot y conspiraciones y los soldados que quería desertar.

Sobre la pluma, esta presenta un ritmo ágil y refleja bastante bien lo que se pudo vivir en esa situación. Retrata las durísimas decisiones del teniente ante ciertos actos pero en ningún momento se dicta una sentencia final, dejando esta labor al lector. Los colores empleados conforman una paleta sobria, oscura y deprimente, muy acorde con la narración. Da una sensación de tristeza, de penurias y de falta de esperanza. En cuanto a las ilustraciones, podemos decir que se trata de un tomo de retratos, donde los rostros son los principales protagonistas. Por este motivo, tendremos una amplia variedad de reacciones, gestos y miradas. Todas ellas muy bien logradas. Como digo, los retratos son los que más destacan, y lo más importante en cuanto al apartado artístico, ya que el escenario poco cambia (recordemos que todo ocurre dentro de una iglesia).

Por último, este tomo (el 22) cuenta con un contenido extra escrito por Miguel Ángel López de la Asunción, autor del libro Los últimos de Filipinas: mito y realidad del sitio de Baler, donde habla un poco más extenso del proceso histórico de las acciones del cómic, con su antecedente correspondiente y algún documento original.

En conclusión, un cómic que refleja las penurias vividas por el último contingente español en Filipinas antes de su pérdida como colonia. Una historia dura, con un enemigo externo y otro interno. Unas ilustraciones que destacan por un perfecto estudio de los rostros y sus gestos y con una paleta sobria y oscura muy en conjunción con lo relatado.