viernes, 28 de septiembre de 2018

Entrevista a Adolfo Iglesias, autor de La casa inaudita

Entrevista a Adolfo Iglesias, autor de La casa inaudita

Ediciones Atlantis presenta 'La casa inaudita', un relato breve de Ciencia Ficción escrito por Adolfo Iglesias, cuya lectura, repleta de momentos surrealistas, tragicómicos y profundamente perturbadores no dejará indiferente a nadie.

SINOPSIS

La Casa Inaudita es una novela del realismo sucio y la cultura pop llevada a un contexto de ciencia-ficción o sociología-ficción. Se trata de una especulación sobre qué puede ocurrir con los individuos inadaptados en una Sociedad Tecnológica. Un viejo sin nombre vive aislado de un mundo súper tecnificado que ni entiende ni puede entender por falta de la agilidad mental necesaria. Vive en el campo, en una casa reconstruida por él mismo cien veces, que se tambalea con el viento, llena de aparatos electrónicos nunca estrenados, representativos de varias revoluciones tecnológicas, cuyos libros de instrucciones no sabe descifrar.

La bomba de agua que riega su terruño se avería, y el viejo se ve obligado a llamar a un técnico que está seguro intentará aprovecharse de él. Le esperará con la escopeta cargada y será él quien se aproveche de uno de esos “vampiros”. El técnico llega en un coche solar, con un súper teléfono y haciendo oscuras referencias al satélite de su Compañía, gracias al cual le ha localizado, a pesar de que el viejo no está registrado en ningún sitio. Mientras el técnico trabaja, el viejo cuenta su historia. Descubrimos la dominación que su novia, La Valkiria, ejercía sobre él.

La Casa Inaudita es una novela del realismo sucio y la cultura pop llevada a un contexto de ciencia-ficción o sociología-ficción. Se trata de una especulación sobre qué puede ocurrir con los individuos inadaptados en una Sociedad Tecnológica. Un viejo sin nombre vive aislado de un mundo súper tecnificado que ni entiende ni puede entender por falta de la agilidad mental necesaria. Vive en el campo, en una casa reconstruida por él mismo cien veces, que se tambalea con el viento, llena de aparatos electrónicos nunca estrenados, representativos de varias revoluciones tecnológicas, cuyos libros de instrucciones no sabe descifrar.

La bomba de agua que riega su terruño se avería, y el viejo se ve obligado a llamar a un técnico que está seguro intentará aprovecharse de él. Le esperará con la escopeta cargada y será él quien se aproveche de uno de esos “vampiros”. El técnico llega en un coche solar, con un súper teléfono y haciendo oscuras referencias al satélite de su Compañía, gracias al cual le ha localizado, a pesar de que el viejo no está registrado en ningún sitio. Mientras el técnico trabaja, el viejo cuenta su historia. Descubrimos la dominación que su novia, La Valkiria, ejercía sobre él.

AUTOR

Adolfo Iglesias (Madrid, 1969). De niño adoró los comics, los libros y el cine. En cuanto tuvo edad, trabajó de camarero, reponedor o mensajero para pagarse talleres en escuelas como Metrópolis, EAV (Escuela de artes visuales), el TAI (Taller de artes imaginarias) o la Escuela de Escritores. Su primer trabajo fue de regidor de plató en el Canal 7. Siguió una fulgurante carrera de ayudante de dirección en series como Periodistas, Aquí no hay quien viva o Cuestión de sexo. Pero su vieja inquietud por la escritura era más fuerte que ninguna otra y se empeña en convertirse en guionista. Una de las series donde ha trabajado es Con el culo al aire, para Antena 3. Adolfo Iglesias (Madrid, 1969). De niño adoró los comics, los libros y el cine. En cuanto tuvo edad, trabajó de camarero, reponedor o mensajero para pagarse talleres en escuelas como Metrópolis, EAV (Escuela de artes visuales), el TAI (Taller de artes imaginarias) o la Escuela de Escritores. Su primer trabajo fue de regidor de plató en el Canal 7. Siguió una fulgurante carrera de ayudante de dirección en series como Periodistas, Aquí no hay quien viva o Cuestión de sexo. Pero su vieja inquietud por la escritura era más fuerte que ninguna otra y se empeña en convertirse en guionista. Una de las series donde ha trabajado es Con el culo al aire, para Antena 3.

ENTREVISTA AL AUTOR

¿Cómo surgió la idea para escribir esta novela?    
       
Pues de la manera más prosaica posible. Se me estropeó mi caldera y llamé al servicio técnico. Al día siguiente llegó un técnico vestido con un uniforme de llamativos colores y se puso a desmontar el aparato. En seguida diagnosticó que la avería estaba en no se qué placa electrónica, que había que cambiarla y que iba a costar un ojo y medio de la cara. Ok, dije yo. ¿Qué se le va a hacer? El problema vino cuando no había pasado ni una semana y la caldera se volvió a romper. Entonces nos enzarzamos en una absurda disputa sobre si es que no sabían arreglarla, lo hacían a posta para que volviese a pagar o si esta vez no debían hacerlo gratis. Acabamos rompiendo como las parejas mal avenidas. Juré que antes de volver a pagarles un céntimo cambiaba de marca. Y así lo hice. Por aquel entonces ya había leído y visto documentales sobre la obsolescencia programada y los chips insertados a propósito para que las máquinas se rompan en cierto momento y así perpetuar la supuesta rueda económica que nos mantiene a todos vivos. Y tienen razón, ¿verdad? Si uno compra una lavadora que no se rompe nunca, ¿de qué va a vivir el fabricante de lavadoras? ¡Hay que pensar en ellos y sus familias! Mi mente juguetona hizo el resto, mezclé las teorías conspiratorias que se contaban sobre la obsolescencia programada y la eterna idea de la explotación del hombre por el hombre y ya solo necesitaba unos personajes que encarnase cada posición y enfrentarlos. Se me ocurrió la idea de secuestrar a uno de estos técnicos cuyas intenciones para con los clientes son siempre opacas y obligarle a arreglar la caldera una y otra vez, por listo, por poner chips que rompen la máquina, y se la atribuí a un viejo cascarrabias. El resto es especulación literaria.

¿Te inspiró alguna persona o alguna situación en particular?       
    
Bueno, desde luego la rabia que siente el viejo ante la situación en la que se encuentra frente a estas empresas que nos ven como carteras andantes es mía. Ira genuina por sentirme ignorante. Ciertas situaciones que él vivió de niño se parecen a alguna vivida por mí, como cuando se enamoró de una niña en la guardería y no quería sentarse con nadie más que ella; o esa estúpida ronda de preguntas a toda la clase sobre si les caía bien. Así de cándido era yo también. Todo eso se lo di al viejo. La Valkiria está basada en una chica que mis amigos y yo conocimos en una discoteca con la que nos pusimos a hablar. Tenía frío, así que le dejamos una chaqueta y con ella puesta ciertamente parecía una guerrera, cazadora caqui que le quedaba pequeña, bien fortachona. Se lo dijimos, que se parecía a una valkiria, y ella contestó eso lo será tu madre, guapo. Bueno, no supimos dónde meternos, nos devolvió la chaqueta y digerimos el corte como pudimos, y el hecho de no todo el mundo tiene por qué saber qué o quién es una valkiria. Pensé que tenía un carácter muy fuerte, unas reacciones exageradas, que su novio lo pasaría mal. El resto es especulación literaria. Solo tenía que juntarla con el viejo a ver qué pasaba.

¿Cuánto tiempo te ha llevado escribirla?

Alrededor de un año. Después he ido haciendo pequeñas correcciones cada vez que la leía, pero el cuerpo completo de la novela un año.

¿Cómo es la evolución de la trama y los personajes?

No me gustaría adelantar demasiado de la trama. Hay grandes giros, tanto de la historia como de los personajes. Ninguno de ellos es lo que parece a primera vista. Para el lector la sensación al leer la novela será, casi seguro, la de ser un explorador haciendo descubrimientos a cada paso sobre los que deberá sacar sus propias hipótesis.

Básicamente, la trama consiste en la evolución del viejo desde que era niño hasta convertirse en lo que es hoy. En su vida tuvo tres influencias importantes. Su padre, su madre y su novia. Y él trata de aplicar las enseñanzas que sacó de cada uno de ellos. Pero, claro, puede que no las entendiese, no estuviese atento, o que fueran demasiado escuetas para su capacidad mental. No hay que olvidar que todo esto ocurre en un contexto muy cambiante, una sociedad tecnificada, en a la que hay que adaptarse muy rápidamente, y mamá, papá y la novia están tan lejos ahora… No es difícil despistarse, no saber cuál es la dirección correcta.

¿Quién crees que disfrutará más con su lectura?

Creo que esta es una novela divertida, tragicómica, con personajes entrañables, de esos a los que uno querría poder ayudar. Repleta de situaciones cómicas y momentos tiernos. Le gustará a todo aquel al que le gusten los temas mínimos, cotidianos y menores del realismo sucio menos sucio. También a los amantes de los antihéroes, a los que la épica les parezca un pelín exagerada, a los que la fantasía se les antoje lejanísima de sus problemas diarios, a los adoradores de las parodias, y por supuesto, a los aficionados a la especulación sociológica y de ciencia ficción. ¡A todos nos preocupa qué va a ser de nosotros en esta sociedad tan grande donde uno parece tan pequeñito! ¿Quién nos va a ayudar? ¿De quién me puedo fiar? Esta novela sugiere algunas respuestas a todas estas preguntas.

¿Cómo surgió la idea para escribir esta novela? 
          
Pues de la manera más prosaica posible. Se me estropeó mi caldera y llamé al servicio técnico. Al día siguiente llegó un técnico vestido con un uniforme de llamativos colores y se puso a desmontar el aparato. En seguida diagnosticó que la avería estaba en no se qué placa electrónica, que había que cambiarla y que iba a costar un ojo y medio de la cara. Ok, dije yo. ¿Qué se le va a hacer? El problema vino cuando no había pasado ni una semana y la caldera se volvió a romper. Entonces nos enzarzamos en una absurda disputa sobre si es que no sabían arreglarla, lo hacían a posta para que volviese a pagar o si esta vez no debían hacerlo gratis. Acabamos rompiendo como las parejas mal avenidas. Juré que antes de volver a pagarles un céntimo cambiaba de marca. Y así lo hice. Por aquel entonces ya había leído y visto documentales sobre la obsolescencia programada y los chips insertados a propósito para que las máquinas se rompan en cierto momento y así perpetuar la supuesta rueda económica que nos mantiene a todos vivos. Y tienen razón, ¿verdad? Si uno compra una lavadora que no se rompe nunca, ¿de qué va a vivir el fabricante de lavadoras? ¡Hay que pensar en ellos y sus familias! Mi mente juguetona hizo el resto, mezclé las teorías conspiratorias que se contaban sobre la obsolescencia programada y la eterna idea de la explotación del hombre por el hombre y ya solo necesitaba unos personajes que encarnase cada posición y enfrentarlos. Se me ocurrió la idea de secuestrar a uno de estos técnicos cuyas intenciones para con los clientes son siempre opacas y obligarle a arreglar la caldera una y otra vez, por listo, por poner chips que rompen la máquina, y se la atribuí a un viejo cascarrabias. El resto es especulación literaria.

¿Te inspiró alguna persona o alguna situación en particular?           

Bueno, desde luego la rabia que siente el viejo ante la situación en la que se encuentra frente a estas empresas que nos ven como carteras andantes es mía. Ira genuina por sentirme ignorante. Ciertas situaciones que él vivió de niño se parecen a alguna vivida por mí, como cuando se enamoró de una niña en la guardería y no quería sentarse con nadie más que ella; o esa estúpida ronda de preguntas a toda la clase sobre si les caía bien. Así de cándido era yo también. Todo eso se lo di al viejo. La Valkiria está basada en una chica que mis amigos y yo conocimos en una discoteca con la que nos pusimos a hablar. Tenía frío, así que le dejamos una chaqueta y con ella puesta ciertamente parecía una guerrera, cazadora caqui que le quedaba pequeña, bien fortachona. Se lo dijimos, que se parecía a una valkiria, y ella contestó eso lo será tu madre, guapo. Bueno, no supimos dónde meternos, nos devolvió la chaqueta y digerimos el corte como pudimos, y el hecho de no todo el mundo tiene por qué saber qué o quién es una valkiria. Pensé que tenía un carácter muy fuerte, unas reacciones exageradas, que su novio lo pasaría mal. El resto es especulación literaria. Solo tenía que juntarla con el viejo a ver qué pasaba.

¿Cuánto tiempo te ha llevado escribirla? 
          
Alrededor de un año. Después he ido haciendo pequeñas correcciones cada vez que la leía, pero el cuerpo completo de la novela un año.

¿Cómo es la evolución de la trama y los personajes?  
         
No me gustaría adelantar demasiado de la trama. Hay grandes giros, tanto de la historia como de los personajes. Ninguno de ellos es lo que parece a primera vista. Para el lector la sensación al leer la novela será, casi seguro, la de ser un explorador haciendo descubrimientos a cada paso sobre los que deberá sacar sus propias hipótesis.

Básicamente, la trama consiste en la evolución del viejo desde que era niño hasta convertirse en lo que es hoy. En su vida tuvo tres influencias importantes. Su padre, su madre y su novia. Y él trata de aplicar las enseñanzas que sacó de cada uno de ellos. Pero, claro, puede que no las entendiese, no estuviese atento, o que fueran demasiado escuetas para su capacidad mental. No hay que olvidar que todo esto ocurre en un contexto muy cambiante, una sociedad tecnificada, en a la que hay que adaptarse muy rápidamente, y mamá, papá y la novia están tan lejos ahora… No es difícil despistarse, no saber cuál es la dirección correcta.

¿Quién crees que disfrutará más con su lectura?

Creo que esta es una novela divertida, tragicómica, con personajes entrañables, de esos a los que uno querría poder ayudar. Repleta de situaciones cómicas y momentos tiernos. Le gustará a todo aquel al que le gusten los temas mínimos, cotidianos y menores del realismo sucio menos sucio. También a los amantes de los antihéroes, a los que la épica les parezca un pelín exagerada, a los que la fantasía se les antoje lejanísima de sus problemas diarios, a los adoradores de las parodias, y por supuesto, a los aficionados a la especulación sociológica y de ciencia ficción. ¡A todos nos preocupa qué va a ser de nosotros en esta sociedad tan grande donde uno parece tan pequeñito! ¿Quién nos va a ayudar? ¿De quién me puedo fiar? Esta novela sugiere algunas respuestas a todas estas preguntas.

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