Entrevista a Adolfo Iglesias, autor de La casa inaudita
Ediciones Atlantis presenta 'La casa inaudita', un relato
breve de Ciencia Ficción escrito por Adolfo Iglesias, cuya lectura, repleta de
momentos surrealistas, tragicómicos y profundamente perturbadores no dejará
indiferente a nadie.
SINOPSIS
La Casa Inaudita es una novela del realismo sucio y la
cultura pop llevada a un contexto de ciencia-ficción o sociología-ficción. Se
trata de una especulación sobre qué puede ocurrir con los individuos
inadaptados en una Sociedad Tecnológica. Un viejo sin nombre vive aislado de un
mundo súper tecnificado que ni entiende ni puede entender por falta de la
agilidad mental necesaria. Vive en el campo, en una casa reconstruida por él
mismo cien veces, que se tambalea con el viento, llena de aparatos electrónicos
nunca estrenados, representativos de varias revoluciones tecnológicas, cuyos
libros de instrucciones no sabe descifrar.
La bomba de agua que riega su terruño se avería, y el viejo
se ve obligado a llamar a un técnico que está seguro intentará aprovecharse de
él. Le esperará con la escopeta cargada y será él quien se aproveche de uno de
esos “vampiros”. El técnico llega en un coche solar, con un súper teléfono y
haciendo oscuras referencias al satélite de su Compañía, gracias al cual le ha
localizado, a pesar de que el viejo no está registrado en ningún sitio.
Mientras el técnico trabaja, el viejo cuenta su historia. Descubrimos la
dominación que su novia, La Valkiria, ejercía sobre él.
La Casa Inaudita es una novela del realismo sucio y la
cultura pop llevada a un contexto de ciencia-ficción o sociología-ficción. Se
trata de una especulación sobre qué puede ocurrir con los individuos
inadaptados en una Sociedad Tecnológica. Un viejo sin nombre vive aislado de un
mundo súper tecnificado que ni entiende ni puede entender por falta de la
agilidad mental necesaria. Vive en el campo, en una casa reconstruida por él
mismo cien veces, que se tambalea con el viento, llena de aparatos electrónicos
nunca estrenados, representativos de varias revoluciones tecnológicas, cuyos
libros de instrucciones no sabe descifrar.
La bomba de agua que riega su terruño se avería, y el viejo
se ve obligado a llamar a un técnico que está seguro intentará aprovecharse de
él. Le esperará con la escopeta cargada y será él quien se aproveche de uno de
esos “vampiros”. El técnico llega en un coche solar, con un súper teléfono y
haciendo oscuras referencias al satélite de su Compañía, gracias al cual le ha
localizado, a pesar de que el viejo no está registrado en ningún sitio.
Mientras el técnico trabaja, el viejo cuenta su historia. Descubrimos la
dominación que su novia, La Valkiria, ejercía sobre él.
AUTOR
Adolfo Iglesias (Madrid, 1969). De niño adoró los comics,
los libros y el cine. En cuanto tuvo edad, trabajó de camarero, reponedor o mensajero
para pagarse talleres en escuelas como Metrópolis, EAV (Escuela de artes
visuales), el TAI (Taller de artes imaginarias) o la Escuela de Escritores. Su
primer trabajo fue de regidor de plató en el Canal 7. Siguió una fulgurante
carrera de ayudante de dirección en series como Periodistas, Aquí no hay quien
viva o Cuestión de sexo. Pero su vieja inquietud por la escritura era más
fuerte que ninguna otra y se empeña en convertirse en guionista. Una de las
series donde ha trabajado es Con el culo al aire, para Antena 3. Adolfo Iglesias
(Madrid, 1969). De niño adoró los comics, los libros y el cine. En cuanto tuvo
edad, trabajó de camarero, reponedor o mensajero para pagarse talleres en
escuelas como Metrópolis, EAV (Escuela de artes visuales), el TAI (Taller de
artes imaginarias) o la Escuela de Escritores. Su primer trabajo fue de regidor
de plató en el Canal 7. Siguió una fulgurante carrera de ayudante de dirección
en series como Periodistas, Aquí no hay quien viva o Cuestión de sexo. Pero su
vieja inquietud por la escritura era más fuerte que ninguna otra y se empeña en
convertirse en guionista. Una de las series donde ha trabajado es Con el culo
al aire, para Antena 3.
ENTREVISTA AL AUTOR
¿Cómo surgió la idea para escribir esta novela?
Pues de la manera más prosaica posible. Se me estropeó mi
caldera y llamé al servicio técnico. Al día siguiente llegó un técnico vestido
con un uniforme de llamativos colores y se puso a desmontar el aparato. En
seguida diagnosticó que la avería estaba en no se qué placa electrónica, que
había que cambiarla y que iba a costar un ojo y medio de la cara. Ok, dije yo.
¿Qué se le va a hacer? El problema vino cuando no había pasado ni una semana y
la caldera se volvió a romper. Entonces nos enzarzamos en una absurda disputa
sobre si es que no sabían arreglarla, lo hacían a posta para que volviese a
pagar o si esta vez no debían hacerlo gratis. Acabamos rompiendo como las
parejas mal avenidas. Juré que antes de volver a pagarles un céntimo cambiaba
de marca. Y así lo hice. Por aquel entonces ya había leído y visto documentales
sobre la obsolescencia programada y los chips insertados a propósito para que
las máquinas se rompan en cierto momento y así perpetuar la supuesta rueda
económica que nos mantiene a todos vivos. Y tienen razón, ¿verdad? Si uno
compra una lavadora que no se rompe nunca, ¿de qué va a vivir el fabricante de
lavadoras? ¡Hay que pensar en ellos y sus familias! Mi mente juguetona hizo el
resto, mezclé las teorías conspiratorias que se contaban sobre la obsolescencia
programada y la eterna idea de la explotación del hombre por el hombre y ya
solo necesitaba unos personajes que encarnase cada posición y enfrentarlos. Se
me ocurrió la idea de secuestrar a uno de estos técnicos cuyas intenciones para
con los clientes son siempre opacas y obligarle a arreglar la caldera una y
otra vez, por listo, por poner chips que rompen la máquina, y se la atribuí a
un viejo cascarrabias. El resto es especulación literaria.
¿Te inspiró alguna persona o alguna situación en
particular?
Bueno, desde luego la rabia que siente el viejo ante la
situación en la que se encuentra frente a estas empresas que nos ven como
carteras andantes es mía. Ira genuina por sentirme ignorante. Ciertas
situaciones que él vivió de niño se parecen a alguna vivida por mí, como cuando
se enamoró de una niña en la guardería y no quería sentarse con nadie más que
ella; o esa estúpida ronda de preguntas a toda la clase sobre si les caía bien.
Así de cándido era yo también. Todo eso se lo di al viejo. La Valkiria está
basada en una chica que mis amigos y yo conocimos en una discoteca con la que
nos pusimos a hablar. Tenía frío, así que le dejamos una chaqueta y con ella
puesta ciertamente parecía una guerrera, cazadora caqui que le quedaba pequeña,
bien fortachona. Se lo dijimos, que se parecía a una valkiria, y ella contestó
eso lo será tu madre, guapo. Bueno, no supimos dónde meternos, nos devolvió la
chaqueta y digerimos el corte como pudimos, y el hecho de no todo el mundo
tiene por qué saber qué o quién es una valkiria. Pensé que tenía un carácter
muy fuerte, unas reacciones exageradas, que su novio lo pasaría mal. El resto
es especulación literaria. Solo tenía que juntarla con el viejo a ver qué
pasaba.
¿Cuánto tiempo te ha llevado escribirla?
Alrededor de un año. Después he ido haciendo pequeñas
correcciones cada vez que la leía, pero el cuerpo completo de la novela un año.
¿Cómo es la evolución de la trama y los personajes?
No me gustaría adelantar demasiado de la trama. Hay grandes
giros, tanto de la historia como de los personajes. Ninguno de ellos es lo que
parece a primera vista. Para el lector la sensación al leer la novela será,
casi seguro, la de ser un explorador haciendo descubrimientos a cada paso sobre
los que deberá sacar sus propias hipótesis.
Básicamente, la trama consiste en la evolución del viejo
desde que era niño hasta convertirse en lo que es hoy. En su vida tuvo tres
influencias importantes. Su padre, su madre y su novia. Y él trata de aplicar
las enseñanzas que sacó de cada uno de ellos. Pero, claro, puede que no las
entendiese, no estuviese atento, o que fueran demasiado escuetas para su
capacidad mental. No hay que olvidar que todo esto ocurre en un contexto muy
cambiante, una sociedad tecnificada, en a la que hay que adaptarse muy
rápidamente, y mamá, papá y la novia están tan lejos ahora… No es difícil
despistarse, no saber cuál es la dirección correcta.
¿Quién crees que disfrutará más con su lectura?
Creo que esta es una novela divertida, tragicómica, con
personajes entrañables, de esos a los que uno querría poder ayudar. Repleta de
situaciones cómicas y momentos tiernos. Le gustará a todo aquel al que le
gusten los temas mínimos, cotidianos y menores del realismo sucio menos sucio.
También a los amantes de los antihéroes, a los que la épica les parezca un
pelín exagerada, a los que la fantasía se les antoje lejanísima de sus
problemas diarios, a los adoradores de las parodias, y por supuesto, a los aficionados
a la especulación sociológica y de ciencia ficción. ¡A todos nos preocupa qué
va a ser de nosotros en esta sociedad tan grande donde uno parece tan
pequeñito! ¿Quién nos va a ayudar? ¿De quién me puedo fiar? Esta novela sugiere
algunas respuestas a todas estas preguntas.
¿Cómo surgió la idea para escribir esta novela?
Pues de la manera más prosaica posible. Se me estropeó mi
caldera y llamé al servicio técnico. Al día siguiente llegó un técnico vestido
con un uniforme de llamativos colores y se puso a desmontar el aparato. En
seguida diagnosticó que la avería estaba en no se qué placa electrónica, que
había que cambiarla y que iba a costar un ojo y medio de la cara. Ok, dije yo.
¿Qué se le va a hacer? El problema vino cuando no había pasado ni una semana y
la caldera se volvió a romper. Entonces nos enzarzamos en una absurda disputa
sobre si es que no sabían arreglarla, lo hacían a posta para que volviese a
pagar o si esta vez no debían hacerlo gratis. Acabamos rompiendo como las parejas
mal avenidas. Juré que antes de volver a pagarles un céntimo cambiaba de marca.
Y así lo hice. Por aquel entonces ya había leído y visto documentales sobre la
obsolescencia programada y los chips insertados a propósito para que las
máquinas se rompan en cierto momento y así perpetuar la supuesta rueda
económica que nos mantiene a todos vivos. Y tienen razón, ¿verdad? Si uno
compra una lavadora que no se rompe nunca, ¿de qué va a vivir el fabricante de
lavadoras? ¡Hay que pensar en ellos y sus familias! Mi mente juguetona hizo el
resto, mezclé las teorías conspiratorias que se contaban sobre la obsolescencia
programada y la eterna idea de la explotación del hombre por el hombre y ya
solo necesitaba unos personajes que encarnase cada posición y enfrentarlos. Se
me ocurrió la idea de secuestrar a uno de estos técnicos cuyas intenciones para
con los clientes son siempre opacas y obligarle a arreglar la caldera una y
otra vez, por listo, por poner chips que rompen la máquina, y se la atribuí a
un viejo cascarrabias. El resto es especulación literaria.
¿Te inspiró alguna persona o alguna situación en
particular?
Bueno, desde luego la rabia que siente el viejo ante la
situación en la que se encuentra frente a estas empresas que nos ven como
carteras andantes es mía. Ira genuina por sentirme ignorante. Ciertas
situaciones que él vivió de niño se parecen a alguna vivida por mí, como cuando
se enamoró de una niña en la guardería y no quería sentarse con nadie más que
ella; o esa estúpida ronda de preguntas a toda la clase sobre si les caía bien.
Así de cándido era yo también. Todo eso se lo di al viejo. La Valkiria está
basada en una chica que mis amigos y yo conocimos en una discoteca con la que
nos pusimos a hablar. Tenía frío, así que le dejamos una chaqueta y con ella
puesta ciertamente parecía una guerrera, cazadora caqui que le quedaba pequeña,
bien fortachona. Se lo dijimos, que se parecía a una valkiria, y ella contestó
eso lo será tu madre, guapo. Bueno, no supimos dónde meternos, nos devolvió la chaqueta
y digerimos el corte como pudimos, y el hecho de no todo el mundo tiene por qué
saber qué o quién es una valkiria. Pensé que tenía un carácter muy fuerte, unas
reacciones exageradas, que su novio lo pasaría mal. El resto es especulación
literaria. Solo tenía que juntarla con el viejo a ver qué pasaba.
¿Cuánto tiempo te ha llevado escribirla?
Alrededor de un año. Después he ido haciendo pequeñas
correcciones cada vez que la leía, pero el cuerpo completo de la novela un año.
¿Cómo es la evolución de la trama y los personajes?
No me gustaría adelantar demasiado de la trama. Hay grandes
giros, tanto de la historia como de los personajes. Ninguno de ellos es lo que
parece a primera vista. Para el lector la sensación al leer la novela será,
casi seguro, la de ser un explorador haciendo descubrimientos a cada paso sobre
los que deberá sacar sus propias hipótesis.
Básicamente, la trama consiste en la evolución del viejo
desde que era niño hasta convertirse en lo que es hoy. En su vida tuvo tres
influencias importantes. Su padre, su madre y su novia. Y él trata de aplicar
las enseñanzas que sacó de cada uno de ellos. Pero, claro, puede que no las
entendiese, no estuviese atento, o que fueran demasiado escuetas para su
capacidad mental. No hay que olvidar que todo esto ocurre en un contexto muy
cambiante, una sociedad tecnificada, en a la que hay que adaptarse muy
rápidamente, y mamá, papá y la novia están tan lejos ahora… No es difícil
despistarse, no saber cuál es la dirección correcta.
¿Quién crees que disfrutará más con su lectura?
Creo que esta es una novela divertida, tragicómica, con
personajes entrañables, de esos a los que uno querría poder ayudar. Repleta de
situaciones cómicas y momentos tiernos. Le gustará a todo aquel al que le
gusten los temas mínimos, cotidianos y menores del realismo sucio menos sucio.
También a los amantes de los antihéroes, a los que la épica les parezca un
pelín exagerada, a los que la fantasía se les antoje lejanísima de sus
problemas diarios, a los adoradores de las parodias, y por supuesto, a los
aficionados a la especulación sociológica y de ciencia ficción. ¡A todos nos
preocupa qué va a ser de nosotros en esta sociedad tan grande donde uno parece
tan pequeñito! ¿Quién nos va a ayudar? ¿De quién me puedo fiar? Esta novela
sugiere algunas respuestas a todas estas preguntas.
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