Entrevista a Juan Solaz, autor de Volar, tal vez soñar
Ediciones Atlantis presenta 'Volar, tal vez soñar', un libro
del escritor madrileño, Juan Solaz que podría encuadrarse en el realismo
mágico, permitiendo a los personajes moverse por el espacio y el tiempo con
absoluta ligereza y que pone de manifiesto la prodigiosa imaginación de su
autor.
SINOPSIS
La aparición en una casa de Sepúlveda de los Olmos del
cuerpo incorrupto de una joven, que algunos lugareños afirman es Santa Lucía,
hace viajar hasta allí a algunos enviados especiales. El problema es que
Sepúlveda de los Olmos no es un sitio cualquiera: nadie sabe dónde está y ni
siquiera es seguro que exista. Los que al fin logran llegar hasta allí guiados
por su intuición, como Germán Arias, joven periodista a la caza de la noticia,
descubrirán no sin sorpresa que se trata de un lugar donde los prodigios más
inesperados son algo cotidiano para sus habitantes que de nada se asombran, ni
siquiera cuando el pueblo abandona su emplazamiento elevándose en el aire en un
vuelo que acabará llevándole a asentarse en el Valle de Josafat, camino del
infinito. En ese inesperado trayecto, la vida de los olmosepulvedanos y la de
los recién llegados va a experimentar grandes transformaciones que les
obligarán a reflexionar sobre sus existencias y revisar sus planteamientos de
presente y de futuro.
AUTOR
Juan Solaz nace en Madrid en 1946 y, tras una infancia
razonablemente feliz, logra salir relativamente incólume de aquella triste
España de generales y sotanas. Licenciado en Derecho, trabaja muchos años en el
Departamento Internacional de una gran empresa, lo que le permite deambular por
medio mundo. Alcanzada la edad de jubilación descubre al final del trayecto
algo que sabía desde niño: que lo que de verdad le gusta es contar historias,
charlar con los amigos, leer un buen libro, cantar sin saber y aprender cosas
inútiles. Liberal tirando a jacobino, agnóstico y del Atleti (siempre le
gustaron los perdedores), se adentra en la séptima década de su vida babeando
con los nietos, que han tardado en llegar pero al fin lo han hecho, mientras
contempla con ternura, curiosidad, ironía y escepticismo el mundo que le ha
tocado vivir. “Volar, tal vez soñar” es su segunda novela tras publicar en 2017
“Persta Invicta Venus” tratando de demostrar que siete años de Latín no fueron
en balde.
ENTREVISTA AL AUTOR
¿Qué te inspiró a escribir esta novela?
Me inspiró un pueblo de la Alcarria donde tengo una casa así
como algunas de sus gentes; un microcosmos donde casi todo es posible, incluso
que los pueblos vuelen. Me inspiró una ciudad como Jerusalén que he tenido
oportunidad de conocer bien en algunos viajes profesionales. La posibilidad de
combinar ambas realidades se me hizo irresistible. Me inspiraron algunas
personas que he ido conociendo a lo largo de mi vida y que se han empeñado en
ser parte de la historia. Y dejar que ésta fuera creciendo poco a poco sin un
plan preconcebido.
¿Qué la diferencia de las escritas anteriormente?
Creo que se parece poco a mi anterior novela publicada
(“Persta Invicta Venus”) como no sea por transcurrir parcialmente la acción de
ambas en un pueblo imaginario trasunto de pueblos de la España profunda que
conozco bien. Por lo demás, en ésta la imaginación está más desbocada y puede
acercarse más a un relato que podría encuadrarse en el realismo mágico,
permitiendo a los personajes moverse por el espacio y el tiempo con absoluta
ligereza.
¿Cómo crees que puedes sorprender al lector?
No pretendo sorprender al posible lector; me conformo con no
aburrirle, que ya es bastante. Y transmitirle el cariño por unos personajes que
intentan simplemente moverse a su aire dentro de la ficción (escapándose con
frecuencia del mundo que yo había imaginado para ellos) transmitiendo un
mensaje de optimismo, de fe en el hombre, de universalidad, frente a los
localismos y nacionalismos excluyentes que dominan un mundo como el actual en
un tiempo en que aquellos conceptos parecen estar prohibidos.
¿Cuáles son tus géneros literarios preferidos a la hora de
escoger lectura?, ¿y a la hora de escribir?
Me gusta mucho la novela en su más amplio concepto; la
novela río, las sagas que cuentan la historia de unas gentes y unos lugares y
su desarrollo a través de los años, reales, históricos o futuros. Si tuviera
que elegir una novela (¡difícil tarea!) que me ha impactado y a la que vuelvo
cíclicamente, esa novela que te llevarías a una isla desierta o que te
aprenderías de memoria para evitar su desaparición, como sucede en Farenheit
451 de Bradbury, sería “Cien años de soledad”.
Me encanta el teatro, pero no como lectura. Para la poesía
tengo la sensación de que se me ha pasado la edad, grave pecado porque sé que
es un arma cargada de futuro; quizás es que ya no tengo mucho. En cuanto al
ensayo y la divulgación histórica, pues depende.
A la hora de escribir me ocurre algo parecido: me gusta
contar historias posibles (¡cuál no lo es!) y sobre todo ver cómo las mismas se
me escapan de las manos y deciden vivir su propia vida.
¿Hay alguna anécdota que quieras compartir con los lectores?
O quizás otra anécdota: la pregunta que me hizo un buen
amigo y lector tras decir yo en el primer capítulo de mi anterior novela que el
padre de mi protagonista había huido a Alemania después de la guerra con un
billete de cien pesetas, unos libros de poesía y una flauta travesera. La
pregunta en cuestión fue qué había sido de la flauta travesera, que no se
volvía a mencionar en la novela. Le he puesto remedio dejándola en manos de su
nieto Udo tras revisar la novela después de su publicación.
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