Entrevista a Marina Boquera Gómez, autora de Carmen
Ediciones Atlantis presenta ‘Carmen’, una novela distópica
de ciencia ficción escrita por la autora barcelonesa Marina Boquera Gómez que
nos sitúa en un futuro no muy lejano en el que el sueño ha perdido su valor
regenerador y sus habitantes dedican todo su tiempo a trabajar y al
entretenimiento. Carmen es la última esperanza de una sociedad totalmente
controlada por una instancia superior que no permite la disidencia ni el
librepensamiento.
¿Sacrificarías tus sueños para seguir soñando? ¿Dejarías de
lado tu humanidad para aprovechar todas tus horas? ¿Te enfrentarías a la soledad para defender
la libertad?
En un futuro no muy lejano, Carmen, una estudiante de
filosofía que vive en la recién nombrada Barcelona Ciudad Despierta, contacta
con Egeo, un físico teórico extrabajador de la ACIP (Agencia Científica de
Innovación y Progreso), quien será el responsable de enseñarle el lado oculto
de los sueños. En un mundo controlado y supervisado por los Tarquinos,
mercantilizado hasta niveles inauditos, donde se promueve la sociedad del
entretenimiento y el trabajo las veinticuatro horas del día, solo una estrecha
rendija puede escapar a su poder…
…aunque no por mucho tiempo.
Si todavía sueñas, estés donde estés, únete.
Marina Boquera Gómez (1994)
nació en Barcelona, ciudad en la que habita actualmente. De fuertes
inquietudes existenciales ya desde la niñez, su errante andadura se ha visto
formalmente determinada por la admiración ante lo onírico y la inevitabilidad
del trabajo asalariado. Es estudiante de Filosofía por la Universitat de
Barcelona, y aunque posea experiencias editoriales previas (‘Las siete artes’,
2016), puede decirse que ‘Carmen’ es su ópera prima.
ENTREVISTA A LA AUTORA
¿Hay algún
hecho que te haya inspirado para escribir esta novela?
Realmente sí. Desde pequeña los sueños han cautivado mi
atención. Mi admiración por el sueño se ha ido desarrollando a lo largo de los
años, fomentado, no solo por su carácter esencial y cotidiano en nuestras
vidas, sino por su naturaleza misteriosa y, hasta me atrevería a decir,
mística. Esto, unido a la sociedad desenfrenada y mercantilista a que la que
estamos supeditados, me llevó a pensar irremediablemente en la peor de las
distopías… ¡un mundo sin sueño!
Amo dormir, es un placer, creo que este es el hecho
primordial que ha servido de combustible para escribir la novela. Aunque, a la
vez, ha sido un impedimento ya que no he madrugado demasiado para escribirla.
Poco a poco nos van arrebatando horas de sueño de una manera
muy sigilosa, y creo que esta novela es una consecuencia lógica del camino que
llevamos.
¿Por qué
Carmen? ¿Qué has querido transmitir con el título?
Carmen significa poema en latín. Un poema, a fin de cuentas,
es un sueño materializado. Un poema dice lo indecible, al igual que los sueños.
Son dos modos de comprender, interpretar y sentir el mundo que se caracterizan
por su carácter esencial, directo y verdadero. Creo que al soñar hacemos poesía
y al hacer poesía onirizamos la realidad diurna.
En una sociedad futura como la que se plasma en la novela,
el nombre de Carmen rompe con la modernidad y es utilizado como una
reivindicación, una vuelta a lo clásico.
Por otro lado, Carmen, fonéticamente, tiene mucha fuerza, y
ésta es una cualidad que caracteriza a la protagonista de la novela.
¿Qué se va a
encontrar el lector en esta novela?
Dilemas. ¿Qué hacer?, esa es la cuestión. Creo que el lector
tendrá que plantearse qué haría en una tesitura como la que se presenta. ¿Dejar
de dormir para cumplir con las exigencias sociales o preservar las horas de
sueño? El cambio de paradigma que se plantea en Carmen es más plausible de lo
que me gustaría admitir, y desgraciadamente creo que tarde o temprano podemos
llegar a encontrarnos en una situación en la que debamos afrontar personalmente
tales disyuntivas. Creo que en esta novela se presentan problemáticas actuales
llevadas al límite, hecho que nos facilitará ver hasta qué punto nuestras vidas
están coaccionadas por fuerzas mayores. Lo que el lector se encontrará es una
visión prospectiva de lo que esto puede llegar a ser.
¿Te sientes
identificada con Carmen?
He querido que Carmen tuviera su identidad propia más allá
de las cosas que he puesto de mí en ella. Cuando pienso en la protagonista de
mi novela veo a alguien afín a mí, pero que no soy no. Puede parecer mi álter
ego, pero me gustaría que el lector considerara a Carmen olvidándose de la
persona que hay detrás. Es cierto que compartimos algunos puntos, que ella ha
tomado de mí ciertos rasgos característicos, del mismo modo que yo la he
copiado en otros. No lo digo por decir, cuando empecé a escribir Carmen yo
tenía diecinueve años y era estudiante de Ciencias Ambientales, y no fue hasta
dos años y medio después que decidí, al igual que mi personaje, pasarme a estudiar
Filosofía. Seguramente si Carmen y yo nos llegáramos a conocer, tendríamos
bastantes temas para debatir (y discutir).
¿A qué autor
admiras?
Para mí Calderón de la Barca es un maestro. La vida es sueño
es una obra de arte, imprescindible en cualquier estantería. De hecho, lo tengo
como mi libro de cabecera, al cual recurro a menudo.
A veces pienso si Calderón se llegó a imaginar en alguna
ocasión que casi cuatrocientos años después, una joven leería y reelería su
libro y le agradecería con todo el corazón que lo hubiera compartido con el
mundo y con ella.
Hay que ver lo que une un libro.
Un libro que
te haya marcado…
Un mundo feliz de Aldous Huxley. Lo leí durante mi
adolescencia y provocó un momento de inflexión en mi vida. Hay ciertas
experiencias que te permiten ver las cosas desde una nueva perspectiva, bajo
una nueva luz, y esto me pasó con esta novela. Sin ninguna duda, después de
leer esta distopía, una puertecita se abrió dentro de mí, una puertecita que
llevaba al planteamiento de muchas cuestiones acerca del condicionamiento al
que estamos expuestos, de la vida en sociedad, del cómo vivir, de los problemas
socioeconómicos que influyen en nosotros, de las consecuencias más extremas a
las que ciertas ideologías nos pueden llevar, etc.
Más tarde, la crítica del valor de Marx ha sido el
siguiente paso en este replanteamiento del funcionamiento social y político. En
Carmen lo que vemos es el último estadio que queda por cumplir para llegar a un
capitalismo extremo. No olvidemos que todavía no se le ha encontrado ningún
valor económico y productivo al sueño. Aquí radica la crítica del valor. El
sueño, más allá de su valor de uso, no tiene valor.
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