domingo, 17 de junio de 2018

La literatura vampírica: su evolución desde Drácula (Parte IV)

La literatura vampírica: su evolución desde Drácula

1. El vampiro: aproximación a su concepto y definición (III)

Por último, hay muchos mitos a lo largo de todas las novelas que se van eliminando a medida que avanzamos en nuestro tiempo. El máximo exponente de los mitos es Drácula: no se refleja en el espejo (pues no tiene alma), no soporta ni el ajo ni cualquier símbolo cristiano (como la cruz), puede adoptar la forma de un animal, no sale a la luz del sol, se alimenta de sangre humana única y exclusivamente y tiene la piel muy blanca. En cuanto al espejo, recordemos un episodio de Drácula:

“Cuando colocaba mi espejito en la ventana para afeitarme, sentí una mano en mi hombro. Y oí la voz del conde que me decía: ‘Buenos días’. Como comprenderán, me asusté, pues no le había visto entrar, a pesar de que a través del espejito se divisaba perfectamente toda la habitación a mis espaldas (…). Me volví de cara al espejo para asegurarme de que no me equivocaba. Esta vez no habría dudas, pues el hombre estaba junto a mí; podía verlo por encima de hombro. ¡Pero no se reflejaba en el espejo!” (1).

Vemos que el vampiro duerme en su ataúd (conde Magnus, Drácula, Camila, Lucarda, Cuervo, Leticia, Ludolfo y Rüdiger y su familia). Otros tanto vampiros sí que duermen pero no en ataúdes sino en camas normales. Stefan, en cierta ocasión, ve alterado sus horarios de sueño ya que se apunta al instituto: “por lo general tenía un sueño intranquilo por las noches; no era su hora natural de dormir” (2)

En las novelas infantiles y juveniles los personajes vampíricos también duermen en ataúdes, e incluso pueden tener un gran letargo, que puede durar siglos si nadie les despiertan. Ya nos lo dice Rüdiger, el pequeño vampiro: “un vampiro está obligado a dormir siempre en su propio ataúd” (3).

Otro de estos grandes mitos son las cruces y los ajos. Davidson es de nuevo el que nos aporta una información más concisa:

“Esistono tuttavia dei mezzi efficaci per tenere i Vampiri lontani dalle loro vittime. La croce, ad esempio; essa ripugna al Vampiro e lo paralizza (...). La croce non è soltanto l’emblema di una setta religiosa, ma è un simbolo antichissimo utilizzato dai popoli della terra di tutti i tempi per combattere le forze del Male (...). Serti d’aglio e rami di rosa canina (4) fungono da rapellente nei confronti del Vampiro. Ramoscelli di corbezzolo (5) o di sorbo selvatico (6) vengono utilizzati in alcune parti del mondo in sostituzione di quelli. In altri posti ancora ci si serve dei piselli rossi (7) e del ferro per erigere una barriera che il Vampiro non può superare” (8).

Esta faceta de la cruz de recudir a un vampiro se rompe, en muchos casos, en los vampiros de la literatura actual. Algunos, como Analisa (9), son inmunes a su tacto. En cuanto al ajo, los vampiros de El vampiro vegetariano tampoco lo soportan: “Los vampiros somos alérgicos al sulfuro alílico, la sustancia volátil y olorosa del ajo. En cuanto al crucifijo (…) algunos se identifican tanto con la leyenda del vampiro que, por pura autogestión, tienen horror a las cruces y los espejos” (10). Por lo que vemos que los vampiros pueden reflejarse en ellos, “lo contrario violaría las leyes de la física, y en el vampirismo no hay nada de mágico ni de sobrenatural” (11). Tampoco los vampiros de Sommer-Bodenburg pueden soportar el ajo (12).

Pero sin embargo, el gran mito es la luz. Los vampiros actuales, salvo excepciones que veremos enseguida, pueden exponerse a la luz solar. Solo el caso de Analisa es característico pues, aunque bien es cierto que puede salir en plena luz solar, esta exposición puede acarrearle problemas a corto plazo tal y como nos indica ella:

“Con el paso de los años había descubierto que la luz no era un grave problema. La curiosidad le había permitido desterrar un buen número de mitos en torno a los seres como ella. (…) Era cierto que las criaturas como Analisa ‘funcionan’ mejor de noche, pero la luz, en contra de la creencia popular, no contribuye a acabar con ellos. Sin embargo, sólo quienes se han aventurado a arriesgarse más de lo recomendable son partícipes de este gran secreto de la vida. Analisa lo había descubierto hacía años cuando, después de la transformación, se vio abocada a tocar un crucifijo por error. Al ver que no le ocurría nada, atesoró valor suficiente para acariciarlo; así fue como descubrió que resultaba inocuo” (13).

Algo parecido es lo que ocurre con los personajes de Frabetti, diciendo uno de los vampiros: “somos fotófobos, y muy sensibles a los rayos ultravioletas. Por eso solemos evitar el sol; pero no nos desintegramos ni nada por el estilo, y podemos salir de día sin más que tomar algunas precauciones. Sin embargo, casi todos nos acostumbramos a la vida nocturna, y no solo para evitar la luz solar. En general, preferimos la calma y la soledad de la noche. Además, de noche es más fácil conseguir sangre” (14).

Ya hemos dicho que a Analisa la exposición a la luz la debilita enormemente, pero “si bien la luz (…) la debilitaba, no era menos cierto que no la había destruido. Tan sólo había advertido una fatiga similar a la que experimenta alguien después de realizar ejercicio físico durante varias horas (…). Pero lo que la joven ignoraba era que esta ventaja también escondía una trampa: si su naturaleza se veía debilitada en exceso, la bestia, a fin de compensar ese desgaste, cada vez le exigiría mayores dosis de sangre” (15). Pero si seguimos en la lectura nos damos cuenta de un pasaje revelador acerca de la luz:

“La no-muerta desconocía que la luz procedente de los rayos del astro era acumulativa, por lo que si un vampiro se exponía a ella de manera prolongada y durante demasiados días seguidos su naturaleza comenzaba a debilitarse severamente, lo que se traducía en una incapacidad para cazar y, por consiguiente, para alimentarse. La luz en sí no era dañina, lo que resultaba perjudicial era el abuso que Analisa hacía de ella. Si su ritmo bilógico se veía alterado durante un tiempo excesivo, es decir, si se modificaban sus períodos de descanso diurnos, el instinto vampírico se veía obligado a buscar horarios de descanso nocturnos y el hecho de no poder cazar era en sí mismo un acto suicida que activaba el instinto de protección de la bestia, que no estaba dispuesta a ser erradicada de ningún modo” (16).

Esto no sucede así en Despertar. Aquí la luz solar puede fulminar a un vampiro hasta reducirlo a cenizas pero hay un método para que no ocurra esto. Existe un amuleto especial confeccionado en sus orígenes por una bruja: un anillo con un lapislázuli. Nos dice Stefan que “sin un talismán así, morimos bajo la luz del sol como si estuviéramos en una hoguera” (17).

Un mito muy extendido es el de la transformación en murciélago del vampiro. Garillet Carrasco dirá que Drácula “será el último vampiro que posea la cualidad de transformarse en otros mamíferos, así como de dominarlos, quedando eliminada la parte más fantástica en posteriores vampiros, para adoptar nuevos poderes mentales” (18). Yo discrepo un poco como vamos a ver en breve. Ante esto, y otros tanto, los propios personajes van desmintiendo los mitos. Así por ejemplo vemos que “los vampiros no vuelvan, ni pueden convertirse en animales, eso es pura leyenda” (19).

Cuervo también desmiente los pilares del vampirismo al decir que “no soy un muerto viviente (…), ni puedo convertirme en murciélago. Tampoco soy invulnerable, ni inmortal…” (29). Tanto es así que en El pequeño vampiro tanto Rüdiger como Lumpi caen enfermo por intoxicación de la sangre el primero y de gripe el segundo. También Davidson nos muestra las debilidades de estos seres de la noche: “di notte tutti i vampiri escono dai loro covi e vagano liberi dandosi alla loro ignobile caccia, ma di giorno, dall’alba al tramonto, giacciono immobili e indefesi nelle loro bare” (21).

Pero otros tantos de ellos sí que pueden convertirse en una especie de murciélago pequeño, como Rüdiger y sus hermanos. Anton dice que “una mariposa grande y negra revoloteaba allí; se aproximó lentamente y empezó a subir con grandes impulsos hasta que estuvo a la altura de la ventana de Anton. En ese momento se produjo en ella una rara transformación: en primer lugar aparecieron dos pies bajo las alas, después asomaron dos manos y, finalmente, vio Anton una horrorosa cabeza que le era muy familiar. Era el pequeño vampiro (…) -¿Vuelas siempre así, como una polilla?- preguntó Anton. -¿Cómo dices?- exclamó el vampiro; los ojos le brillaban de cólera- ¡Eso no era ninguna polilla, era un murciélago!” (22).

En las características físicas tenemos que hacer un paréntesis para tratar sobre la saga de Crepúsculo, pues hay unos elementos que caracterizan a sus personajes. En primer lugar, los vampiros brillan bajo la luz directa del sol. Esto se explica fácilmente, pues “la membrana celular del vampiro no es tan blanda ni permeable como en una célula humana; tiene propiedades cristalinas que provocan que la superficie de la piel reaccione como prisma, dándole al vampiro un resplandor como de brillantes con la luz solar” (23).


La belleza es característica en estos seres de Crepúsculo. “La firmeza pétrea del cuerpo del vampiro crea un aspecto musculoso” (24). El veneno del vampiro es el causante de que todos ellos tengan un tono pálido, pues “el veneno consume todo pigmento de la piel humana conforme la va transmutando en una piel de constitución indestructible. No obstante el origen étnico, la piel de un vampiro será excepcionalmente pálida. El tono varía un poco” (25). Los ojos de los vampiros que llevan semanas sin alimentarse tendrán el iris completamente negro, los que se han alimentado hace poco un iris de un rojo intenso si se han alimentado de sangre humana y un iris de color dorado si fue a base de sangre animal. Los dientes son exactamente iguales a los de los humanos pero los dientes de estos primeros son irrompibles, filosos y muy fuertes, capaces de atravesar cualquier materia.
CONTINÚA

NOTAS

(1) Stoker, Bram: Drácula…, págs. 51-52.
(2) Smith, L. J.: Despertar…, pág. 65.
(3) Sommer-Bodenburg, Angela: El pequeño vampiro en el país del conde Drácula…, pág. 51.
(4) La rosa canina es el rosal silvestre.
(5) Es el arbutus unedo, el madroño común.
(6) Es el sorbus aucuparia, llamado serbal de los cazadores o azarollo.
(7) Es el pisum sativum, el guisante, que las flores pueden tener numerosos colores.
(8) Davidson, Hugh: Il signore dei vampiri..., pág. 17. Nuestra traducción: “Sin embargo, existen medios eficaces para mantener a los vampiros lejos de sus víctimas. La cruz, por ejemplo, repele al Vampiro y lo paraliza (...). La cruz no es solo el símbolo de una secta religiosa, sino que es un símbolo antiguo usado por los pueblos de la tierra de todos los tiempos para luchar contra las fuerzas del Mal (...). Coronas de ajo y ramos de rosas canina actúan como repelente contra el Vampiro. Las ramitas de madroño o azarollo se ​​utilizan en algunas partes del mundo para reemplazar a los anteriores. En otros lugares se usan todavía el guisante rojo y el hierro para tener una barrera que no pueda superar el vampiro”.
(9) Tahoces, Clara: Gothika…
(10) Frabetti, Carlo: El mundo flotante…, pág. 27.
(11) Ob. cit.
(12) Sommer-Bodenburg, Angela: El pequeño vampiro…
(13) Tahoces, Clara: Gothika…, pág. 19.
(14) Frabetti, Carlo: El mundo flotante…, pág. 29.
(15) Tahoces, Clara: Gothika…, pág. 211.
(16) Ob. cit., pág. 250.
(17) Smith, L. J.: Despertar…, pág. 202.
(18) Graillet Carrasco, Yolanda de: “Edward Cullen: el nuevo concepto de vampiro…, pág. 33.
(19) Frabetti, Carlo: El vampiro vegetariano…, pág. 74.
(20) Frabetti, Carlo: El mundo flotante…, pág. 22.
(21) Davidson, Hugh: Il signore dei vampiri..., pág. 38. Nuestra traducción: “de noche todos los vampiros salen de sus guaridas y deambulan para darse a la innoble caza, pero durante el día, desde el amanecer hasta la puesta del sol, yacen inmóviles e indefensos en sus ataúdes”.
(22) Sommer-Bodenburg, Angela: El pequeño vampiro…, págs. 51-52.
(23) MEYER, Stephenie: Saga Crepúsculo: Guía oficial ilustrada…, pág. 68.
(24) Ob. cit.
(25) Ob. cit., pág. 69.

2 comentarios:

  1. Hola, David. Mil gracias por visitar mi blog y quedarte conmigo. Ya te sigo y por si no visitas tu comentario de Carmen en su tinta te repito el consejo que me pides: Mi mejor consejo es que seas constante ya que los principios son duros. Escribe como te gustaría que escribieran para ti y pon mucho amor en tus palabras al hablar de libros, autores y literatura. SUERTE.

    Besos. Excelente artículo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Buenas, Carmen!!! Sí, lo vi hace unos minutos, solo que estaba creando twitter y página de facebook y no he podido responder. Muchísimas gracias. Me gusta también mucho tu blog. Abrazos!!!

      Eliminar