jueves, 21 de junio de 2018

Willem y Tion: la historia de un cautiverio (3/7). Fanfic Juego de Tronos


Capítulo 2. Oscuridad, sangre y acero

Aaaaaauuuuuuu, aaaaaauuuuuuu

Willem se despertó sobresaltado. Toques de trompetas. ¿Las habré soñado? -pensó aún soñoliento -No es posible que nos ataquen de noche. Pero de pronto volvió a oírlos.

Aaaaaauuuuuuu, aaaaaauuuuuuu

Se puso en pie lo más rápido que pudo. Su primo Jaime no estaba en la tienda. Menos mal que me quedé dormido con la ropa puesta -seguía pensando Willem -¿Dónde diantres estará Jaime?”. Agarró la puerta de la tienda, la retiró y pasó. El campamento se había convertido en un completo caos. Mirase por donde mirase veía guerreros colocándose las cotas de malla y las armaduras, jinetes montando a caballo, escuderos ayudando a sus caballeros. Pero Willem no veía por ningún lado a Jaime.

-Willem ayúdame con mi armadura, corre, el ejército norteño nos ataca -era Jaime que apareció justo a sus espaldas.

Willem fue corriendo detrás de él hacia la tienda y le ayudó lo más rápido posible a colocarle las diversas partes de su armadura y a ensillar su caballo. Jaime se dio la vuelta para mirarle y le dijo:

-Eres sangre de mi sangre, se que eres un Lannister y que tienes mucha fuerza y valor, pero no permitiré que luches en esta batalla. Quédate dentro y pase lo que pase no luches, ríndete si hace falta y no te harán nada.

Tras decir esto salió al galope y se perdió por la marea de guerreros armados. Willem se quedó mirando todo el alboroto y sus ojos se encontraron con los de Tion a escasos pasos de donde se encontraba.

-¡Willem! ¡Willem! -le llamaba Tion -Nos están atacando. Son los norteños, he oído que estamos rodeados de lobos Willem. ¡Nos atacan mientras dormíamos! -pese a que intentaba ser valiente, Willem notó en su tono de voz un breve atisbo de miedo -. Ponte tu coraza y coge tus armas, ¡debemos de luchar!

Hasta aquel momento no se había fijado pero Tion llevaba su pesada cota de malla debajo de un abultado atuendo con forro de cuero acolchado. En su cabeza llevaba un casco sin viseras y de su cintura izquierda llevaba colgada la espada que su padre Kevan les había comprado a cada uno para la guerra.

-Pero, pero… -comenzó a titubear Willem -. Jaime me mandó a que me quedara aquí pasase lo que pasase y que no participase en la batalla.

-Willem, eres un león, eres un Lannister. Esos canallas nos atacan mientras estábamos dormidos. Somos más y mejores, tenemos todas las de ganar. Nuestro primo se enfrentará al Joven Lobo y lo despedazará. Confía en mí. Ponte tus armas y ¡vamos! -el tono apremiante y positivo decidió a Willem a participar en la batalla.

Ya luego recibiré el castigo de Jaime -pensaba mientras se ponía su cota de malla -. Espero que no sea muy duro. Sin darse ni cuenta apenas, Willem iba ya armado tal y como estaba su primo Tion. Los dos iban codo con codo avanzando, llevados por la marea de guerreros.

-¡Allí, Willem, allí! ¡Los norteños! -gritó Tion mientras señalaba los estandartes del lobo huargo de la Casa Stark.

Willem no venía por ninguna parte a Jaime.

Aaaaaauuuuuuu, aaaaaauuuuuuu

Esa no es una llamada de los nuestros -de pronto Willem sintió verdadero miedo -. Ese no es nuestro cuerno”.

Aaaaaauuuuuuu, aaaaaauuuuuuu

-Tion, esa llamada no es nuestra. No es nuestro cuerno -el miedo se estaba apoderando de él poco a poco.

-Ganaremos Willem, ganaremos. Eres un león de Roca Casterly, recuérdalo -le apremiaba su pequeño primo Tion, que pese ser dos años más chico que él tenía mucho más valor.

De repente desde la derecha empezaron a arder todas las tiendas. Willem y Tion vieron hombres ardiendo en sus corazas, tirándose al suelo y rodando para intentar apagar sus llamas. La carne quemada impregnó toda la zona. Y allí estaba él. Robb Stark, el Rey en el Norte, el Joven Lobo se aproximaba con todo su ejército en esplendor.

-¡Tion! ¡EL LOBO! ¡EL LOBO ESTÁ AHÍ Y VIENE A DEVORARNOS! -el pánico ya se apoderó del joven Willem.

A sus pies calló un guerrero Lannister con la cara destrozada y con la garganta rebosando sangre fresca y murió. Cuatro jinetes cabalgaron hacia Robb con las espadas en las manos. Uno de ellos cayó en el camino, pues el gran lobo huargo del Rey se abalanzó hacia él y de un mordisco le arrancó la mano de la espada y lo derribó. Lo que le pasó luego, ni Willem ni Tion lo supieron, ni lo querían saber.

La batalla se estaba convirtiendo en una carnicería. Un norteño se acercó por la espalda a Tion, le agarró del brazo y lo derribó. Cogió su espada con intención de clavársela al chico.

-¡NOOOOOOOO! -el grito de Willem fue espantoso.

Sin pensárselo dos veces se abalanzó hacia el norteño, quitándole la espada de las manos y los dos cayeron al suelo y comenzaron a rodar. Willem jadeando había perdido su espada, pero se sacó su daga de la pantorrilla y se la clavó en el cuello a su agresor. De su garganta comenzó a salir un río de sangre con una fuerza mayor que el Forca Roja. Willem se puso de pie con las manos, la cara y la cota de malla llenas de sangre y se acercó a Tion. No sabía de dónde había sacado el valor necesario para haber hecho eso pero aún así lo hizo. Su primo temblaba de pies a cabeza, le dio la mano y le ayudó a levantarse.

-Gracias, Willem. Me podría haber matado ese norteño -le agradeció Tion dándole un abrazo a su salvador.

-No tenemos tiempo para eso. Debemos buscar a Jaime y huir de aquí cuanto antes. Estamos perdiendo, Tion. ¿Lo entiendes? Estamos perdiendo esta batalla y nos van a matar.

Los dos se dieron la vuelta y vieron a Jaime en su corcel dirigiéndose hacia el Rey en el Norte, pero sus guardias se interpusieron. Tanto Willem como Tion pudieron apreciar el estandarte antes de que desapareciera: un sol de plata sobre campo de sable. Willem, al haber estudiado con el Gran Maestre todas las casas de los Siete Reinos, sabía que ese emblema pertenecía a la Casa Karstark. Así que ese debía ser uno de los hijos de Lord Karstark y, posiblemente, la guardia personal del Joven Lobo. Jaime mató sin ningún problema a dos de ellos y se lanzó hacia Robb.

Grrrrrrrr, grrrrrrr

Ninguno de los niños sabía de dónde venía ese gruñido. Se ha convertido en un lobo y nos va a devorar -pensó Willem -. Estamos acabados, Madre ayúdanos. Tion ya se había dado la vuelta cuando con unas manos temblorosas y llenas de sudor frío golpeó ligeramente a Willem para que se girase. Y de pronto lo vio. Unos grandes ojos amarillos, unos ojos fieros sedientos de carne fresca. Una boca roja, llena de sangre y de restos de carne. Es el Lobo, se ha transformado en bestia para matarnos, pero Willem intentó que su honor no se fuera en forma de orina.

-Me rindo, Joven Lobo, me rindo. No me matéis, perdonándme. ¡Me rindo! -decía Tion casi con lágrimas en los ojos y se arrodilló.

Willem hizo lo mismo. Pidió su rendición y dobló las rodillas. Y vio sus botas. Unas botas negras. Levantó la cabeza y allí estaba él. Robb Stark, el Rey en el Norte, el Joven Lobo, vestido de ocurso y con sangre en el rostro. Sus cabellos despeinados estaban pegados a su frente por el sudor y la sangre de la batalla.

-No tengáis miedo. Ahora estáis bajo mi protección. Gran Jon, encadenad a estos dos escuderos que se han rendido y llevadlos a Aguasdulces. Que sean tratados con la mayor cortesía posible, no son más que críos -la voz del Rey parecía cansada, pero aún así autoritaria debido a su condición.

Pero si él también es otro crío pensó Willem al ver que no podía tener muchos más años que él. Un hombre se les acercaron. Les ataron los pies y las manos y los metieron en un carromato con barrotes.

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