jueves, 21 de junio de 2018

Willem y Tion: la historia de un cautiverio (6/7). Fanfic Juego de Tronos

Capítulo 5. Noche oscura


-¡Willem, despierta! -seguía gritando Tion mientras lo zarandeaba.

No quiero despertar. Quiero dormir. Quiero estar en Roca Casterly con mi familia pensaba Willem adormilado. Pero los sonidos de las espadas al entrechocar se hacía cada vez más audible. Comenzaron a escucharse gritos de hombre y a olerse el hedor de la sangre.

De pronto la puerta se abrió con muchísima violencia y Willem abrió los ojos al momento. Se dio cuenta de que aún era de noche. Por la puerta entró un hombre lleno de sangre y pálido como la leche. Iba a dar un grito cuando de su garganta solo salió un reguero de sangre y la punta de una espada. El guardia de la celda cayó muerto al suelo y apareció otro hombre más. Tendría más de cincuenta años, muy corpulento, de aspecto fiero y una espesa y larga cabellera y barba entre el negro y el blanco. En su jubón se podía ver su blasón: un sol de plata sobre campo de sable. Tras él iban ocho hombres más, todos norteños por sus aspectos.

-¿Venías a rescatarnos, Ser? -preguntó Willem con los ojos entrecerrados aún adormilado.

-¡Cállate! Eres un hijo de puta Lannister -respondió Lord Rickard Karstark.

Con los ojos desorbitados e inyectados en sangre agarró a Willem que estaba de rodillas, lo izó y le clavó su espada directamente en el corazón. El chillido de Tion al ver a su primo muerto fue como el estallido de una brutal tormenta.


-No, no, por favor -suplicaba Tion con el rostro desencajado por el miedo.

El señor de Bastión Kar dio orden y los ocho hombres entraron en la celda mientras otro más vigilaba afuera.

-No, no, por favor.

-¡Cállate, malnacido! -gritó lleno de rabia Lord Rickard.

Fue el primero en lanzarle una estocada pero ni le rozó. Tion estaba totalmente indefenso, llevando solo una ligera túnica para dormir. No llevaba ni su cota de malla, ni su escudo, ni siquiera un arma para defenderse. Estaba totalmente perdido y no había tiempo para pensar. De nuevo otra estocada más de uno de los norteños. Tion la desvió con la mano, lo que le provocó una profunda herida de la que comenzó a fluir un río de sangre roja y caliente.

-No, no, por favor -seguía suplicando el niño Frey -No, no, por favor.

Otro norteño dio un paso al frente y dio otra estocada pero Tion, que pese a sus años era muy rápido, se giró y no le dio. Pero el señor de Bastión Kar interceptó su movimiento y le clavó su estada en el brazo. Otro de sus norteños giró su estada, Tion la volvió a parar con su otra mano y dos de sus dedos salieron disparados por los aires. El grito que dio Tion fue igual o más fuerte que el que dio por la muerte de su primo Willem.

-¡Ayudadme, por favor! -gritaba a la desesperada Tion muy cerca de la ventana con la esperanza de que alguien le oyera y fuera en su rescate -¡Ayudadme, por favor!

-Por los Siete, ¡matadle! Solo es un niño sin armas -fue la cortante respuesta de Lord Karstark.

Y con su estada invistió a Tion hacia la garganta. El Frey agachó la cabeza al instante pero la hoja le rajó media frente hasta la oreja. Tenía su túnica blanca llena de sangre y su cabello pegado a la frente por el sudor del momento y su propia sangre.

-No, no, por favor.

Dos norteños comenzaron a rodearle. Tion sabía que su final se aproximaba. Su hora se estaba acabando, como la vida de mi primo -pensaba Tion- pronto me reuniré contigo, Willem. Los dos norteños estaban cada vez más cerca. Una estocada de uno que dio a parar en su costado. Otra estocada del otro que le rajó los dos muslos y Tion no tuvo la suficiente fuerza para seguir en pie. Con un dolor muy fuerte y punzante, sudoroso, lleno de cortes y sangre a borbotones, Tion Frey cayó al suelo ya sin fuerzas y jadeante.

-¡Por los Siete! Seré yo el que acabe con este miserable -dijo Rickard Karstark.

No, no, por favor, hubiera querido gritar Tion, pero ya no tenía fuerzas para ello. Lord Karstark le tiró del pelo para que le mirase a los ojos inyectados en sangre por la cólera contenida.

-Pronto todos los Lannister se reunirán contigo, miserable.

Y el señor de Bastión Kar le clavó su espada en el vientre y le atravesó por la espalda. Tion Frey cayó tumbado, aún con vida. Willem, ya queda menos”, pensó en un instante. Abrió débilmente los ojos y vio a su primo cerca de él, blanco y muerto. Alargó su brazo, aquel que aún conservaba todos los dedos, y le agarró de la mano. Los nueve norteños comenzaron a clavarle las espadas a la espalda pero Tion ya no sentía dolor. Ya sin fuerzas para resistir, Tion Frey, hijo de Genna Lannister y primo de Willem Lannister, cerró sus ojos para siempre, al mismo tiempo que sus últimas lágrimas corrían por sus ensangrentadas mejillas y se fusionaba con el charco que su propia sangre iba formado debajo de su cuerpo muerto.

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